¿De dónde viene la tradición de los huevos de Pascua?

La fiesta religiosa se transformó también en un gran festejo familiar con abundancia de chocolate y de golosinas. Además de la tradición de los huevos, surgieron otras, como el viaje de las campanas de las iglesias y del Conejo de Pascua.

La Pascua es una época en la que los huevos de chocolate, las campanas, las gallinas y los conejos adornan las vidrieras de las confiterías y son omnipresentes en los supermercados. Pero, si la Pascua celebra la resurrección de Jesucristo, ¿qué tienen que ver los huevos y las campanas con esta fiesta cristiana?

La respuesta está en las historias que contamos a los niños para explicarles por qué no suenan las campanas desde el Jueves Santo hasta el Domingo de Resurrección.

¿De dónde proceden las campanas de Pascua?

El uso de campanas por los cristianos comenzó a extenderse en el siglo VI. La Iglesia tocaba las campanas para anunciar los oficios. A partir del siglo VII, era costumbre no tocar las campanas desde el Jueves Santo en señal de luto. El Jueves Santo conmemora la institución de la Eucaristía en la última cena de Jesucristo antes de su arresto. Para explicar a los niños de Europa el silencio de las campanas, se solía decir que esas iban a Roma para ser bendecidas por el Papa.

En la noche del sábado al domingo de Pascua, las campanas regresaban cargadas de caramelos y huevos, que dejaban caer en las plazas y los jardines. Luego repicaban para anunciar la alegría de la resurrección de Cristo. Tras la llegada del chocolate en el siglo XIX, las campanas moldeadas en chocolate se convirtieron en dulces para disfrutar en Pascua.

¿De dónde viene la tradición de los huevos de Pascua?

Desde hace miles de años, los huevos simbolizan la vida y la renovación. Los egipcios, por ejemplo, se regalaban huevos decorados para celebrar la llegada de la primavera. En el cristianismo, el huevo evoca la resurrección de Cristo, el que sale de su tumba como un polluelo que sale de su cascarón.

La Iglesia prohibió el consumo de huevos durante la Cuaresma hasta el siglo XVII. Como las gallinas seguían poniendo huevos durante este periodo, se guardaban para Pascua. A partir de la Edad Media, los reyes regalaban huevos de oro a sus séquitos. Luis XIV parece haber contribuido a desarrollar la tradición en Francia y el resto de Europa. Se dice que el Rey Sol pidió que le trajeran el huevo más grande del reino. El día de Pascua, hacía bendecir los huevos recubiertos de oro antes de repartirlos entre sus cortesanos y sirvientes.

En los países eslavos sigue siendo costumbre regalar huevos decorados el día de Pascua. En Europa Occidental, los huevos pintados fueron sustituidos gradualmente por huevos rellenos de chocolate a partir del siglo XVIII. Los huevos de chocolate crujiente despegaron en el siglo XIX. Como la gallina pone huevos, también se la asocia con la Pascua. Por eso se pueden encontrar en forma de estatuillas de chocolate, como las campanillas.

¿Cuál es el significado del conejo de Pascua?

Mientras que a los niños católicos se les dice que los huevos de Pascua los traen las campanas, no ocurre lo mismo en el mundo protestante. En países como Suiza y el Reino Unido y en ciertas regiones de Alemania y del este de Francia, se dice que los huevos los distribuye un conejo o una liebre, animal que simboliza la renovación y la fertilidad. Sin embargo, el origen de esta tradición sigue siendo incierto.

Una leyenda alemana cuenta que una mujer, demasiado pobre para dar regalos de Pascua a sus hijos, escondió huevos decorados en el jardín. Mientras los buscaban, los niños vieron un conejo, lo que les hizo creer que este animal había puesto los huevos. Hoy en día, el conejo de chocolate es un dulce básico de Pascua.

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