La cantidad de estos felinos es cuatro veces más elevada en Torres del Paine que en el resto de las Américas.
Hay seis subespecies de pumas que viven en el hemisferio americano. Solo una se encuentra en América del Norte y las demás en el sur.
Las poblaciones son particularmente importantes en la Patagonia, donde abundan los rebaños de guanacos, su principal presa. Está protegido en varios países y en toda la Cordillera de los Andes y las Montañas Rocosas domina la cadena alimentaria natural, al ser el mayor predador.
La subespecie que habita la Patagonia es puma concolor. Se trata de un animal que tiene una esperanza de vida de hasta 13 años. Los machos pueden alcanzar una altura de 90 cm y un peso de 100 kgs. Cuando está persiguiendo una presa, llega a correr a una velocidad de 80 km/h.
El lugar de mayor concentración del puma concolor en las Américas y es el parque chileno Torres del Paine, y sus alrededores. El dato sale de un estudio publicado en Animal Conservation y que fue realizado por la ONG Panthera, que se dedica a la conservación de grandes felinos salvajes en todo el mundo.
La abundancia de pumas en el sur continental de Chile se convirtió en uno de los grandes atractivos, al igual que los paisajes de montaña. Muchos viajeros -y entre ellos una gran proporción de extranjeros- recorren los senderos de la región y participan en excursiones de avistajes con la esperanza de poder ver y fotografiar algunos de esos animales.
El estudio de Panthera indica que la densidad promedia de pumas en Torres del Paine es de 5,1 individuos por cada 100 km2. En el resto de las zonas donde viven algunas de las 6 subespecies, la proporción es de 1,8 por 100 km2 en promedio.
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