Mundo

Tres tesoros naturales de la Riviera Maya

Islas misteriosas, un río escondido bajo tierra y arrecifes de coral: tres joyas naturales que acompañaron la civilización maya.

La Riviera Maya se convirtió al turismo masivo gracias a Cancún, Cozumel y Playa del Carmen. Pero es mucho más que sus playas y es un fascinante destino natural. Por suerte para los sitios protegidos, la inmensa mayoría de los millones de turistas que viajan a la región cada año se concentran en la franja costera y los grandes resorts. Descubren poco o nada del resto de la Península de Yucatán. Es una bendición para los amantes de un turismo más auténtico que pueden descubrir así sitios fascinantes y relativamente preservados. 

La Reserva de Sian Ka’an

Esa Reserva de la Biosfera también es parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Es una gran zona de inter relación entre el mar y la tierra con muchas islas y lagunas costeras bordeadas por manglares. Sian Ka'an es un excelente destino para avistar animales terrestres o marinos y descubrir algunos de los secretos de los mayas. 300 especies de aves fueron censadas en la reserva y es posible ver una gran cantidad de ellas en una sola excursión. También se ven monos en la selva y delfines cerca de las costas. 

Sian Ka'an ocupa más de 500 mil hectáreas que forman un laberinto de agua y tierra (en la foto principal de esta nota). Los mayas consideraban la región como la “Puerta del Cielo”, que es el significado de ese nombre en su idioma. 

Un mono aullador en los bosques costeros de Sian Ka'an. 

Las excursiones suelen salir de Tulum, Playa del Carmen y otros centros turísticos de la región. 

Las profundidades de Río Secreto

Si Sian Ka’an representaba el paraíso para las antiguas culturas locales, Río Secreto era el misterioso mundo subterráneo o “Xibalbá”. El Río Secreto. Sus frescas aguas bañan cuevas de una increíble belleza que es posible descubrir gracias a excursiones bajo tierra. Flotando, nadando o caminando en el agua se llega hasta salas con decenas de miles de estalactitas y estalagmitas reflejadas por el espejo cristalino de lagunas. Para participar en estas salidas y hacerlo de manera a tener el menor impacto sobre el ambiente, no hay que ponerse productos químicos (pantallas solares, cremas, etc) antes de meterse en el río. Solo se autorizan visitas guiadas con los equipamientos necesarios (cascos, neoprenes y arneses).

A medida que se avanza hacia la oscuridad plena, los túneles dejan de ser ese lugar en apariencia solitario para convertirse en un mundo vibrante. Allí, en las entrañas de la tierra, la vida se abre camino entre las raíces de los árboles y en compañía de sus curiosos habitantes, completamente adaptados a la falta de luz. 

El Gran Arrecife Maya

Otro de los tesoros naturales más impresionantes de la región es el Gran Arrecife Maya, donde un sinfín de ejemplares de peces vive su vida entre barcos hundidos y cuevas submarinas.  Formada por más de 65 especies de corales pétreos, esta estructura subacuática de 300 kilómetros también es hogar de tortugas marinas como las laúd, carey, verde o caretta. También es hogar de manatíes del Caribe. 

Frente a esta formación, se encuentra el sitio arqueológico de Tulum, con su cuidad fortificada frente al mar. La tradición local asegura que los marineros mayas se valían de las señales luminosas emitidas desde este antiguo puerto mercante para sortear los peligros de navegar sobre el Gran Arrecife.

Desde sus muros, hoy en día, también se pueden divisar grupos de mantarrayas que atraviesan las costas caribeñas y acompañan a los viajeros en sus aventuras submarinas. 

• Compartir en