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Civita di Bagnoregio: la joya italiana que va desapareciendo

Es uno de los pueblos más escénicos de Europa, pero está condenado por la erosión de la montaña sobre la cual fue construido.

Civita di Bagnoregio es un pueblo hermoso y seguramente uno de los más fotogénicos de toda Europa, pero se va muriendo... Y no es solamente porque tiene cada vez menos habitantes. Es porque la roca sobre la cual fue construido se va erosionando y a media que se achica, arrastra partes del pueblo con sus derrumbes.

El pueblo fue construido por encima de una pequeña montaña de toba y domina todo el paisaje vecino con una vista que alcanza varios kilómetros a la redonda. En tiempos medievales era un lugar perfecto para refugiarse y defenderse de posibles enemigos. Pero en realidad, el mayor peligro siempre vino de la roca misma y a lo largo de los siglos.

Civita de Bagnoregio está cerca de Viterbo, uno de los mayores centros turísticos del Lazio, en el centro de Italia. También está cerca de otros sitios que congregan muchas visitas, todo el año: la ciudad renacentista de Orvieto y el Lago de Bolsena y su reserva natural. 

Un poco de historia

Originalmente, la cumbre sobre la cual está el actual pueblo fue una acrópolis dedicada a dioses y a templos. Los primeros fueron levantados por los etruscos y más tarde por los romanos. El lugar perdió su carácter sagrado antes de la Edad Media cuando fue necesario protegerse de los ataques de numerosos invasores. El sitio era además clave para controlar la región y la cercana desembocadura del río Tíber, el mismo que baña Roma. Además de una plaza defensiva era un puesto comercial importante y una etapa sobre las vías del comercio entre el sur y el norte de la Península. 

La posición estratégica de este nido de águila fue matizada desde el principio sin embargo por la fragilidad de la roca, sometida al buen parecer de los ríos cercanos pero también erosionada constantemente por el viento y las lluvias. Sus distintos ocupantes lo sabían, pero no quisieron desaprovechar un sitio tan importante. El pueblo actual es mucho más chico de lo que fue seguramente en  otras épocas.

Su pequeño centro solo se puede recorrer caminando y se accede gracias a un puente de hormigón que cruzar todo el valle. La obra fue originalmente pensada para servir a los muy pocos habitantes que siguen viviendo en Civita di Bagnoregio (eran todavía una docena en 2010) pero pronto fue utilizada por turistas del mundo entero que vinieron a admirar esta joya olvidada por el paso del tiempo. 

La visita empieza desde el puente mismo que ofrece hermosas vistas sobre el pueblo pero también sobre todo el valle y su paisaje de toba. La parte más alta de la estructura está a más de 300 metros por encima del fondo del valle. Dentro del pueblo los principales puntos de interés son la puerta fortificada por una torre y vigilada por dos bajo relieves de leones con cabezas humanas y la iglesia San Donato del siglo XVI. Dentro del pueblo hay varios edificios del Renacimiento que bordean callejuelas angostas. La excursión se completa con un paso por el museo histórico local y por la Gruta de San Buenaventura, originalmente la tumba del santo que fue el biógrafo de San Francisco de Asís y vivió en Bagnoregio durante el siglo XIII. 

Como el pueblo es prácticamente desocupado, las casas son principalmente dedicadas a actividades turísticas. Dentro de Civita hay bares, locales de comidas, unas tiendas de artesanías y de recuerdos y algunos alojamientos. 

Para visitar el pueblo hay que llegar en auto hasta la playa de estacionamiento en el valle y subirse a uno de los colectivos que conectan con el puente. Ambos servicios son pagos. El acceso al puente cuesta demás 5 euros por persona. 

Las estaciones de tren más cercana son las de Orvieto y Viterbo, bien conectadas con Roma. Hay servicios de buses regionales que llevan hasta Bagnoregio desde ambas.

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