Entrevistas

Marouan Belfakir / Québec

Entrevista con Marouan Belfakir, Encargado de relaciones con los medios del Ministerio de Turismo de la Provincia de Québec / Canadá

¿Cuál es su temporada preferida y la que recomendaría para visitar el Québec? 

Si me limito a Montreal, la que prefiero es el principio del otoño, cuando los días son lindos todavía y los bosques del parque del Mont Royal se cubren de colores rojos y amarillos. Pero todo el año hay buenos motivos para visitar nuestra provincia. Y especialmente en verano. El Québec es una de las regiones del mundo con la mayor cantidad de festivales. El Festival de Jazz de Montréal, por ejemplo, es el más grande del mundo, en cantidad de espectáculos y de espectadores. Hay festivales de música, de humor, de circo, tenemos muchos museos y muchas actividades. Incluso en invierno. En Montréal tenemos la fiesta de las luces, en pleno centro: es un festival invernal con muchas actividades, que se hace todos los años desde el 2000. Justamente, hablando del invierno, hay mucho prejuicio sobre esta larga y muy fría temporada.

¿Se puede visitar el Québec durante esa temporada? 

Si, totalmente. Y los invito a hacerlo. Es una experiencia muy distinta. Por ejemplo, en la ciudad de Québec organizamos un Carnaval del Invierno, con actividades en el exterior, sobre la nieve y el hielo, mucha música y muchos espectáculos. Es un festival que se hace en un gran parque que hay dentro de la ciudad, y hay también algunas actividades sobre el hielo del río San Lorenzo que está en parte congelado. Dura dos semanas en febrero, cada año, y son cada vez más los extranjeros que vienen para conocerlo. Pero durante todo el invierno se puede experimentar las particularidades de esta estación en la provincia. Las actividades preferidas son los paseos en trineos con perros o en skidoo, la moto de nieve. Cerca de Montréal, a menos de dos horas en auto, está Mont Tremblant, un centro de deportes de invierno que se considera el mejor del este de América del Norte para el esquí. En verano y en otoño es un lugar donde vivir la naturaleza a pleno y tomar conciencia de las grandes extensiones que tenemos en Canadá. Generalmente tenemos una Navidad blanca en Québec, y es una buena ocasión para visitarnos, para ver la ciudad de Québec decorada como para postales navideñas. En la provincia hacemos además mercados de Navidad, una tradición que nos llegó de Europa. 

Para visitar el Québec en invierno: ¿alguna recomendación para hacer frente al frío? 

El frío no es para tanto. Hace frío y a veces mucho –podemos tener -20°C en la ciudad de Québec y menos aun en regiones más al norte- pero es un frío seco, que se soporta cuando uno está bien abrigado. Lo que sí recomiendo a los visitantes que vienen de la Argentina, de Brasil o de otros lugares de América Latina donde los inviernos son más suaves, es venir con el mayor abrigo que tengan y completarlo aquí. Es indispensable un par de guantes y un buen gorro, lo que llamamos una tuque. 

Otro consejo: en Montréal hay que aprovechar la ciudad subterránea, que está climatizada y permite llegar a todo el centro desde el subte, por pasadizos bajo tierra, que van de centros comerciales a otro y tienen los suyos propios, además de patios de comida, sin tener que salir afuera. 

Además de Montréal y la ciudad de Québec, que son los dos destinos urbanos, ¿qué lugares aconseja para conocer la naturaleza de su provincia?

Entre Montréal y Ottawa está el pueblo de Montebello, que tiene un hotel Fairmont muy famoso (la misma cadena que el castillo de la ciudad de Québec). El hotel es la mayor construcción de troncos de madera del mundo. Hay también una empresa que produce excelentes chocolates en ese pueblo, instalado en la vieja estación de trenes. Es el mejor chocolate que probé en toda mi vida. El Parque Onega e un parque de animales donde se los puede ver en su ámbito natural reconstituido. Hay osos, lobos, coyotes, zorros, ciervos de Virginia, bisontes, renos, castores, muchas aves... Es un deleite para las fotos porque se los puede ver de muy cerca. 

En Trois Rivières, del otro lado de Montréal, hacia Québec, hay otro hotel a orillas del río Sacacomie, que ofrece experiencias naturales, y en particular avistaje de osos en los bosques cercanos.

Otra región muy popular entre los quebequenses y los norteamericanos de los Estados Unidos y del Ontario es la de Charlevoix. Está al norte de la ciudad de Québec. Es una región de pequeños pueblos pintorescos a orillas del río San Lorenzo, con mucha producción local de alimentos de calidad. La gastronomía es reputada allí, mucho más allá de la provincia de Québec. Los quesos en particular son muy apreciados, y no tienen nada que envidiar a los de Francia. Claro, se hacen con las recetas que nuestros antepasados trajeron desde Europa. Se estima que hay más de 300 quesos distintos que se producen en Québec y la mayor parte se elaboran en aquella región. Además de los quesos, de las cervezas artesanales, de la sidra de hielo y de productos tan curiosos como el vino de tomate, no hay que dejar de probar el cordero de Charlevoix. 

La elección es difícil entre tantos lugares. Para complicarla más aún, ¿otro lugar más que no se puede dejar de visitar en el Québec? 

St Félicien, en la región norteña del Saguenay-Lac St-Jean. Allí también se pueden avistar bisontes y grandes animales de los bosques canadienses. Se duerme bajo carpas por la noche, y los orignaux (así llamamos en Québec a los alces) vienen a curiosear por la noche. 

Habló de gastronomía hace un rato. ¿La ascendencia francesa de los quebequenses se aprecia en la cocina?

La gastronomía es muy importante para nosotros. Se dice que Montréal es una de las ciudades con las mejores propuestas del mundo. Tenemos más restaurantes por cápita allí que en Nueva York, por ejemplo. Los estadounidenses nos visitan regularmente por este motivo también. Para que un establecimiento pueda sobrevivir en Montréal tiene que ser excelente. Aquí somos muy exigentes con la calidad de la cocina. Todas las cocinas del mundo están presentes en la ciudad, aunque los turistas quieran probar la cocina tradicional del Québec. Para esto hay que ir a la calle del Vieux Montréal donde hay locales donde se puede probar la poutine (una mezcla de papas fritas y quesos derretidos). Peronalmente me gusta más la tourtière, una mezcla de carnes y especias dentro de una torta cerrada y cocida al horno (una especie de gran empanada, de alguna forma). 

Ya que hablamos de particularidades gastronómicas, los invito a pasar por una cabane à sucre (cabaña de azúcar), cuando estén en el Québec. Es una casita en los bosques de arces, donde se recoge la savia de la cual se hace el azúcar y el jarabe de arce. En la isla de Orléans, en las afueras de la ciudad de Québec, hay empresas que muestran cómo se hace y proponen degustaciones. El jarabe de arce y las galletitas o los dulces hechos con él son muy apreciados. Es el souvenir más habitual que se lleva desde Québec.

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