Argentina

Qué hacer y qué ver en el Bioparque Temaikèn

Se viven experiencias únicas en ese parque donde la prioridad es el bienestar de los animales. 

El bioparque Temaikèn está a 50 kms al norte de Buenos Aires, en la localidad de Escobar, a poca distancia de la ruta Panamericana. Es un espacio de 34 hectáreas preparado para un doble propósito que rige toda su organización y sus acciones: cuidar el bienestar de los animales y proponer una calidad de visita óptima a los visitantes. 

Es uno de estos parques de nueva generación donde se seleccionan animales en función del espacio y de las posibilidades concretas para recrear los ámbitos que tendrían en la naturaleza. El bioparque está respaldado por una fundación que lleva adelante varias acciones en la Argentina y más particularmente en la provincia de Misiones donde gerencia la reserva natural Osununú. Es también un centro de formación para profesiones en contacto con la naturaleza y el mundo animal y una clínica veterinaria entre las más avanzadas del continente. 

Flamencos rosados en la entrada del parque. 

Bienestar animal

Es un concepto que se hace patente desde la entrada al parque y a partir del primer predio a la vista (recrea una laguna donde viven decenas de muy vistosos flamencos). 

Augusto Meijide, el responsable de la Experiencia de los Visitantes en el parque subraya que "para lograr las altas metas de bienestar animal que tenemos, contamos con un equipo de nutricionistas, de cuidadores, de biólogos y de veterinarios especialistas en especies silvestres. Y si bien nuestro propósito es desarrollar la conciencia ambiental a través del acercamiento a la fauna entre el público que nos visita, no vamos a hacer ni programar nada que ponga en riesgo el bienestar animal". 

Calidad de visita y bienestar animal son los dos conceptos que rigen la deontología del parque. 

El bioparque cumple en esto los requisitos de la Asociación Mundial de Zoos y Acuarios (WAZA, por sus siglas en inglés) de la cual es miembro. Es el organismo que tiene los estándares de bienestar animal más elevados del mundo en la actualidad. 

Gracias al diseño de los predios y al importante personal calificado que tiene, Temaikèn logra combinar este objetivo con la recepción de cifras récords de afluencia. Es de hecho uno de los sitios más visitados de la Argentina y recibe más de 700.000 personas al año. Meijide subraya que "es importante destacar que entre ellos 120.000 son estudiantes de primaria y secundaria". A lo largo de los años el bioparque fue el disparador de varias vocaciones.

Los cinco continentes

Temaikèn abrió sus puertas en el año 2002 y fue la vidriera de nuevos paradigmas para este tipo de parques en la Argentina y en los países del sur de las Américas. Desde su concepción fue diseñado para recibir animales -todos nacidos en otros parques alrededor del mundo- en ámbitos que recrean sus entornos, por medio de la vegetación y piezas de agua, y con superficies acordes a sus tamaños y necesidades. 

Su nombre es un vocablo tehuelche que quiere decir Tierra de Vida. Se podría poner al plural porque el parque abarca espacios que son todos tierras de vida y representan cada uno de los continentes de nuestro planeta: las Américas, Europa, Asia, África e incluso Australia.

Algunos predios reúnen varias especies animales, que suelen convivir en la naturaleza. Es el caso del espacio dedicado a la mesetas de la Patagonia donde hay guanacos, maras y ñandúes. Varias especies de aves comparten también ese mismo recinto, uno de los más grandes del bioparque.

Según las especies y los ámbitos, los visitantes tienen tres niveles de relación con los animales: inmersión (sobre todo en el sector de las aves, donde se entra en inmensas pajareras), semi-inmersión (se ingresa al recinto pero hay una barrera con los animales. Es el caso del edificio de los murciélagos) o con barreras (en la mayoría de los casos). El contacto directo está limitado a los animales de granja, que esperan a las familias en uno de los sectores del parque. 

Como los predios recrean realidades naturales, no siempre se pueden ver todos los animales. Por ejemplo, las suricatas (unos animales del sur de África) pueden estar refugiadas en sus galerías subterráneas; el pudú es un animal muy tímido que tiende a esconderse entre la vegetación; los hipopótamos salen del agua y se alejan del sector vidriado desde donde se los puede ver nadar. 

A lo largo de la visita se ven tigres, pumas, yacarés, hipopótamos, wallabies (pequeños canguros), guanacos, maras, carpinchos, monos, ardillas, murciélagos, lemures, guepardos, suricatas, cebras y muchos otros. 

Hay varios sectores especiales: espacios de juegos para chicos, un cine a 360°, un insectario, el centro veterinario donde es posible ver nacer pichones de aves (detrás de paredes vidriadas), una chacra con animales de granja, un jardín concebido para atraer mariposas, un centro educativo y también un edificio donde se puede ver especies de animales de hábitos nocturnos que viven originalmente en la Patagonia. 

Un ñandú en el predio de la Patagonia. 

El acuario

Es uno de los momentos más impactantes y esperados de la visita. Está dentro de un gran edificio donde se pueden vivir varias experiencias, algunas de ellas interactivas. Hay varios tanques de agua, todos de grandes proporciones. Recrean los fondos de los grandes ríos de la Mesopotamia argentina, como el Uruguay y el Paraná. Algunos acuarios más chicos muestran peces de los mares tropicales y son los preferidos de los chicos que asocian los peces con los personajes de la película de animación Buscando a Nemo. 

El centro del acuario es un anfiteatro en la penumbra, rodeado por un acuario circular de más de un millón de litros de agua marina que recrea el Mar Argentino con tiburones, rayas y muchas otras especies de peces. 

Para llegar a este espacio que tiene gradas para sentarse y disfrutar de la increíble experiencia, el público pasa por debajo de un túnel de  agua, teniendo a grandes tiburones nadando por encima de su cabeza. 

Un surubí en el acuario que recrea los fondos del río Paraná. 

El sector de las aves

Antes de la inauguración de Temaikèn, los emprendedores que crearon el parque exhibían una gran colección de aves autóctonas y exóticas en parte del actual predio. Con el tiempo, este sector fue actualizado y adaptado a los estándares de calidad de bienestar animal que rige todo el bioparque. Las aves fueron instaladas en muy altas, anchas y largas pajareras. Hay varias y cada una recrea un ámbito natural específico. 

El primero está dedicado a las selvas subtropicales del norte argentino. Se entra luego de pasar un sistema de doble puerta para luego caminar en lo que es la recreación de la jungla misionera. Las aves viven libremente y vuelan de un árbol al otro, pasando por encima o al costado de los visitantes. Hay dos de las cinco especies de tucanes que nidifican en suelo argentino. Uno de ellos es el tucán de pico verde, mucho menos común que el tucán toco, de grueso pico anaranjado.

Otros recintos están reservados a guacamayos y especies de aves de las selvas tropicales americanas y a aves exóticas de Asia o de África. Como en el resto de Temaikèn, se aportó un cuidado especial en la recreación de los distintos medios ambientes. 

Un tucán toco en el Parque de las Aves. 

Un guacamayo azul y amarillo. Esas aves vienen a curiosear al costado de los visitantes. 

El ingreso al parque está sobre la Ruta Provincial 25 a 1 km de la Panamericana-Ruta Nacional 9. La salida de la autopista está indicada. 

El bioparque tiene varios edificios temáticos como este insectario. 

Horarios

De principios de marzo a fines de noviembre: de miércoles a domingo, de 10 a 18.00 hs. 

De principios de diciembre a principios de febrero: de miércoles a domingo, de 10 a 19.00 hs.

Durante el mes de febrero: todos los días de 10 a 19.00 hs.

Durante las vacaciones de invierno (fines de julio y principios de agosto): todos los días. 

Es obligatoria la presencia de al menos un mayor de 18 años por cada 3 menores de edad que ingresen.

Entradas (precios 2020)

La entrada general para residentes en la Argentina cuesta AR$ 1.030 (compras online). Los menores de 3 a 10 años y los jubilados pagan AR$ 880. Los menores de tres años entran sin cargo. Los precios son más altos en las boleterías: AR$ 1.290 la general y AR$ 1.100 para menores y jubilados. 

El estacionamiento cuesta AR$ 320 por estadía. 

Es posible participar de "Experiencias Inolvidables" que organiza el parque todos los días (consultar horarios), pagando suplementos a la entrada general. La alimentación de los tiburones cuesta AR$ 250; el ingreso al predio de la Patagonia AR$ 300; un recorrido por el hospital veterinario AR$ 300; el ingreso al predio de los hipopótamos AR$  300 (solo mayores de 12 años); el programa "Mini Acuaristas" AR$ 300. 

La mejor fórmula es el pase anual. Ofrece ingreso ilimitado, estacionamiento sin cargo, participación en experiencias y ahorros varios. Cuesta AR$ 1.960 por persona (venta online) o AR$ 2.450 en boleterías. 

Servicios en el parque

Debido al tamaño del parque y la gran cantidad de actividades y de recintos de animales, se aconseja pasar el día completo en el parque. Hay varios restaurantes y paradores: una pizzería, un local de empanadas, uno de hamburguesas, una parrilla, una heladería y varias otras propuestas. Esos locales ofrecen descuentos a los poseedores del pase anual. 

Hay varios sectores temáticos y de servicios a lo largo del recorrido, como esta plaza de juegos infantiles. 

Además de especies autóctonas argentinas, Temaikèn tiene muchas especies exóticas, como estos guepardos africanos. 

Una mara. 

Los recintos recrean ámbitos naturales. Los pumas viven en un ámbito rocoso. 

Un encuentro cercano en el Parque de las Aves. 

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