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Todos con el Castillo de Dionisio

La joya arquitectónica riojana sufrió un incendio. Su dueño emprendió una campaña para rehabilitarlo y volver a abrirlo. 

El fuego hizo dos víctimas este fin de semana pasado. Si la noticia del incendio en el Museo Nacional de Río de Janeiro en Brasil dio la vuelta al mundo, las llamas también hicieron destrozos en el patrimonio argentino el viernes pasado.

Un incendio destrozó todo el interior del Castillo de Dionisio, una excéntrica propiedad convertida en museo, en el pequeño pueblo de Santa Veracruz, en La Rioja. Desde hace años, aquel pequeño palacio de cuentos surrealistas y su hermoso jardín se conviertieron en el principal atractivo de la Costa Riojana. 

Por suerte, las llamas no tiraron abajo las paredes y Pedro Fernández, su propietario, ya está pensando en encarar obras de restauración. Para ayudarlo a llevar adelante esta tarea y reabrir el Castillo de Dionisio como se debe, invita a los viajeros a tocar su puerta y visitar los jardines y la construcción desde afuera. 

Una visita al Castillo de Pedro

Parado en la puerta de su pequeño reino, Pedro Fernández recibe a los visitantes mate en mano y con una ola de anécdotas en la punta de la lengua. Estamos en Santa Veracruz, un pueblito muy chiquito al pie de las sierras, en la Costa Riojana. Hay menos de 200 vecinos a lo largo de la única calle.

Gracias al castillo, este lugar perdido en los mapas del norte argentino se convirtió en uno de los lugares más visitados de la región de La Rioja y Catamarca. Se trata de una casa que antes del incendio era mitad vivienda y mitad museo. La levantó Dionisio Aizcorbe y la habitó hasta su muerte en 2005. 

Luego de varios años de obra, Pedro Fernández se instaló y la curiosa casa abrió sus puertas a los turistas. no fue una tarea fácil como lo recuerda: “Dionisio vivía de una manera muy particular... No tenía ni baño, por ejemplo. Habían quedado muchas cosas abandonadas, arruinándose, y fue una tarea lenta y necesaria sacar todo, rescatar lo rescatable y restaurar sus objetos para que hoy se puedan mostrar como parte de este museo”.

La obra que nos legó Dionisio recuerda el arte en bruto, una forma de expresión artística que floreció en las zonas rurales de Europa durante el siglo XX y que fascinó a los surrealistas. Toda una filosofía cósmica se cuela por las paredes trabajadas en cemento con arabescos y profusamente decoradas con alusiones a elementos de distintas culturas. El castillo es como un libro de imágenes abierto frente a la serranía: están San Jorge y el Dragón, el dios egipcio Osiris, el símbolo de los rosacruces, el ave fénix y mandalas.

“Dionisio, que había llegado de Santa Fe, decía que había encontrado aquí su lugar en el mundo. Hizo un jardín con manzanos y puso en el techo los siete chakras. No tenía electricidad y él mismo construía sus muebles. Era un bohemio que hizo el castillo para desplegar su forma de pensamiento... Se dice incluso que se dejó morir, que no quiso recibir atención médica tradicional”, cuenta Pedro.

Pedro Fernández en la puerta de su "castillo", antes del incendio. 

Las restauraciones y reparaciones van a durar varios meses, pero no hay que dejar de ir a visitar el castillo. Gracias a las entradas, las obras podrán avanzar más rápidamente y la casona volverá a ser funcional. Desgraciadamente, los recuerdos y objetos que Dionisio había dejado no resistieron a las llamas. Pero seguramente Pedro Fernández preparará una 

Cómo llegar:

El pueblo de San Pedro es el último de la Costa Riojana, antes de Aimogasta, viniendo desde La Rioja Capital. Recorrer 8 kms hasta Santa Veracruz.

Cuándo:

El Castillo de Dionisio se visita todo el año, pero conviene avisar para asegurarse de que Pedro Fernández esté. Tel.: (011) 15 4473 4566.

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