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Se acelera el ciclo del agua y eso provocará catástrofes

El cambio climático perturba el ciclo del agua, lo que provoca fenómenos meteorológicos más extremos y más dañinos.

El cambio climático está finalmente instalado en las agendas mundiales y concentra las atenciones de los públicos. Aunque la mayor parte de los gobiernos del mundo (a la excepción de un puñado en Europa Occidental) hace poco y nada para prevenirlo, una verdadera consciencia ciudadana se está creando en torno a este tema. Preocupa particularmente los cambios que temperaturas más cálidas provocan sobre el agua y su ciclo natural. 

Este ciclo es un concepto que suelen estudiar de manera muy gráfica los niños en la escuela. Es una interconexión entre el agua dulce, el agua salada, los oceános, las nubes y el agua sobre los continentes, bajo su forma líquida o sólida. El sol evapora agua que sube al atmósfera y vuelve a la superficie de la Tierra bajo la forma de precipitaciones. 

La vida sobre la Tierra depende totalmente del agua y por esto es muy preocupante. Los cambios tienen también una incidencia directa sobre el comportamiento de las distintas masas y fuentes de agua. Por un lado, se derriten los polos y estos provoca una disminución muy grave de la cantidad de agua dulce disponible, pero también provoca una suba constante del nivel de los océanos. Es comprobado científicamente que muchas regiones costeras de baja altura sufrirán esta elevación en un futuro bastante cercano. Una vez más, muy pocos gobiernos están conscientes de este peligro. En los Países Bajos se refuerzan los diques de contención desde hace ya mucho tiempo. En la Florida también se empezaron a realizar obras de protección. En la Argentina, donde una inmensa porción costera de la pampa podría ser sumergida, el tema ni siquiera está en la agenda de los dirigentes nacionales o provinciales. 

Otro daño que provoca el incremento rápido de las temperaturas es un alza de la salinidad de las aguas, la evaporación acelerada de lagos y ríos y la exacerbación de episodios naturales como lluvias, sequías o inundaciones. El ciclo del agua está cada vez más alterado y van rompiendo los equilibrios que aseguran la perennidad de la vida terrestre. 

Los científicos estudian el ciclo del agua y el comportamiento de los océanos gracias a los satélites. Comprobaron que el ciclo del agua es 7 % más rápido cada vez que la temperatura sube 1 °C. El agua dulce se hace más dulce, la salada más salada. La concentración de humedad en la atmósfera es más densa y las lluvias más fuertes. Las zonas húmidas y lluviosas lo serán cada vez más en el futuro y las secas serán cada vez más áridas y desérticas. Donde suele llover en abundancia, las inundaciones se va a repetir con mayor frecuencia. 

Estos fenómenos van a provocar cambios severos en la vida sobre el planeta. Las sequías y la falta de agua ya afecta a un cuarto de la humanidad. La suba del nivel de los mares desplazará a decenas de millones de personas, con todo lo que esto implica en término de costos y de infraestructuras. El último informe del grupo de expertos sobre clima, que fue muy comentado el mes pasado, apela a actuar para limitar a +2 °C el incremento de temperaturas (en relación con niveles preindustriales). Es una visión optimista porque el planeta ya ganó +1,2 °C en muy pocas décadas. Con este pronóstico, se anticipa que las catástrofes naturales de origen climatológicas serán 14 veces más intensas, fuertes y frecuentes que durante el siglo XIX. 

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