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Fin del pleno empleo para los pilotos de avión

Es otra consecuencia de la pandemia. Hasta el año pasado, faltaban pilotos y las compañías se los disputaban. El derrumbe de la aviación comercial provoca gigantescos planes de despidos, pilotos incluidos.

Los destinos (incluyendo hoteleros, prestadores, agencias, etc) sufren de la parálisis total del turismo desde hace varios meses. Algunos países ofrecen más ayudas que otros pero se viene una hecatombe de empresas y emprendimientos en el sector, que se reactivará con niveles cercanos a los del año 2000. Un solo dato permite vislumbrar el tamaño de la crisis: en marzo de este año, el tráfico aéreo tuvo el mismo volumen de pasajeros que en 2006, pero con el doble de capacidad. Las compañías tienen ahora el doble de aviones y de personal que hace 15 años.

Empezaron entonces gigantescos planes de despidos en todo el sector. Los más mediatizados son los de la aviación porque son más llamativos. La aeronavegación comercial es un sector que tiene menos margenes financieros que otros dentro del rubro del turismo. para sobrevivir, tiene que ser más reactiva frente a las crisis. Al mismo tiempo es el que más crece cuando el turismo y los viajes crecen. Es más fácil, más rápido y menos costoso agregar un avión a una ruta que un resort en un destino.

Menos vuelos, menos pilotos

A pesar de ayudas estatales que suman miles de millones de dólares y a veces superan el PBI de pequeños países, las compañías aéreas empezaron una ola de despidos masivos. Unos ejemplos: Lufthansa anunció la supresión de más de 20.000 puestos de trabajo; British Airways, 12.000. La asociación Airlines for Europe que agrupa las mayores empresas europeas y totaliza las tres cuartas partes del tráfico del Viejo Continente reconoce que sobra actualmente uno de cada tres empleados en las aerolíneas.

La pérdida de empleos alcanza todos los niveles de jerarquía y todos las funciones dentro de las compañías, pero es especialmente llamativa entre los pilotos. Hasta el año pasado, hacían falta. A tal punto que nos acordamos de la insólita solución que había encontrado la sudafricana South African Airways en apuros financieros: alquilaba sus pilotos a otras compañías... 

Hasta que no se vuelva a altos niveles de tráfico aéreo, sobrarán aviones, rutas y empleados. La noticia de despidos más reciente viene de Emirates, una empresa que no paró de crecer y de contratar pilotos a lo largo de las dos últimas décadas. El 31 de mayo despidió a 180 de sus pilotos y la semana pasada fueron 600 más. Aunque la mayoría sean "first officers" que estaban en fase de entrenamiento, la cifra es muy llamativa.

Pilotos precarios

La pandemia provocará una plétora de pilotos pero también pone en evidencia una práctica que existía desde hace cierto tiempo en la aeronavegación. Muchos pilotos y miembros de las tripulaciones trabajan con contratos precarios.  En Europa, la tasa de es de 20%. Estas personas son contratadas por medio de agencias de trabajo temporario, por medio de sociedades de servicio o como trabajadores independientes con contrato que se conocen como "cero-hora" (no se garantiza un sueldo mínimo y cuando no vuelan, no reciben pagos).

Desde el inicio de la crisis sanitaria miles de personas que tenían este tipo de vinculaciones laborales perdieron su trabajo. Y no entran en las cifras de despidos, ya que no tenían un vínculo laboral directo con las empresas. El ejemplo más típico de esta práctica lo da Norwegian Air Shuttle. Hace unas semanas anunció que cerraba cuatro de sus filiales. Eran en realidad estructuras que funcionaban con este tipo de contratos. 1.570 pilotos y 3.130 miembros de tripulaciones perdieron su trabajo sin indemnizaciones ni planes sociales.

La ECA (European Cockpit Association) denuncia desde hace tiempo este tipo de contratos. Agrupa a 40.000 pilotos que trabajan en Europa. Comunicó que de esta forma una compañía "puede aprovecharse de una productividad máxima sin ninguna responsabilidad y todos los riesgos son asumidos por los trabajadores". Advierte también que la situación actual y las prácticas de contratos indirectos "influirá de manera desproporcionada sobre los jóvenes pilotos".  Sus datos indican que el 40% de los pilotos que tienen entre 20 y 30 años no tienen un contrato laboral directo con la compañía para la cual trabajan. Reciben sueldos más bajos, tienen condiciones más precarias y por lo general siguen reembolsando prestamos con los cuales financiaron ellos mismos sus formaciones profesionales. Delante de tal panorama, la profesión es mucho menos atractiva que hace algunos años y se teme por el recambio generacional cuando hará falta pilotos de nuevo, dentro de unos años.

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