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Cruceros: ¿una opción en tiempos de epidemia?

¿Un universo tan confinado como él de un barco es una buen lugar para vacacionar en momentos de grandes epidemias?

Las noticias y las imágenes del Princess Diamond ocupan todos los medios del mundo que siguen la evolución de la cuarentena de sus pasajeros, en un puerto de Japón. Los casos de coronavirus siguen multiplicándose entre los turistas, confinados a sus camarotes dentro del crucero. No es el único caso, aunque sea el más mediatizado. Hace unos días, otro barco -siempre de la compañía Princess- llegó al puerto de Fort Lauderdale en la Florida con tres días de anticipación sobre su programa de viaje. Se declaró una epidemia de norovirus a bordo y se infectaron cientos de pasajeros y miembros del equipaje. 

El caso del Caribbean Princess

Es un barco que habitualmente navega por el Mar Caribe y llegó a puerto el lunes con 299 pasajeros (uno de cada diez) y 22 miembros de la tripulación sufriendo de gastroenteritis debido a un brote epidémico que se instaló en la nave. El barco volvió a su puerto tres días antes de lo previsto. Al momento de desembarcar, algunos pasajeros declararon que los casos son mucho más numerosos de lo que indicaron las declaraciones oficiales. 

No es un caso aislado pero por lo general la potente industria de los cruceros logra minimizar estas noticias. La asombrosa odisea del Princess Diamond en Asia dio mayor visibilidad a este tipo de acontecimientos y muchos pasajeros y profesionales del turismo se están planteando si un crucero es una buena elección de viaje en momentos de grandes brotes epidemiológicos. 

En la Florida, los Centers for Disease Control and Prevention (Centros de control y prevención de enfermedades) llevan investigaciones a bordo de los barcos cuando más del 3% de los pasajeros presentan un cuadro viral. 

El Caribbean Princess en el puerto de Cozumel (México). 

El caso del Diamond Princess

La compañía Princess que pertenece al grupo Carnival (el mayor crucerista del mundo) sufre la mala suerte de tener dos barcos involucrados en casos de epidemia muy mediatizados. Pero lleva adelante los mismos controles sanitarios que las demás empresas.

El Diamond Princess está en cuarentena en el puerto de Yokohama, cerca de Tokio, desde hace más de una semana. Poco a poco, se van evacuando los enfermos y algunos grupos de pasajeros en riesgo (como las personas mayores).

El caso del MS Westerdam

Este barco pertenece a la compañía Holland America Line (también del grupo Carnival). Terminó un largo derrotero por las costas del Extremo Oriente. Fue rechazado por cinco puertos antes de poder tocar tierra en Camboya. Muchos pasajeros están enfermos a bordo pero no se confirmó todavía que estén afectados por el coronavirus. El barco había estado en puertos chinos y este argumento fue avanzado por las autoridades que rechazaron recibirlo. 

El mundo del crucero frente a las epidemias

Las demás compañías, que lograron escapar al impacto muy negativos de noticias como las que afectaron el Westerdam, el Caribbean y el Diamond, cancelaron todos sus recorridos y sus escalas por China. Pero los especialistas estiman que no es suficiente para revertir la situación y volver a dar confianza a los turistas asiáticos que representan ya buena parte de los clientes de los cruceristas a nivel global (fueron 4,24 millones en 2018). 

Las reservas cayeron a pique en los países asiáticos. Esta tendencia no se verificó hasta el momento a otras zonas del mundo como el Caribe, Sudamérica o Europa. Sin embargo, el impacto y la evolución de la epidemia del coronavirus es seguida muy de cerca por los responsables de las compañías de cruceros en todo el mundo. Cada una refuerza sus protocolos sanitarios y los suma a los ya existen en materia de prevención de enfermedades. Los cruceros son verdaderas ciudades flotantes y tienen sus propios centros de salud para tratar enfermedades o casos que no requieren una intervención urgente y aguda.

Los responsables de agencias de viaje -los principales intermediarios a la hora de comercializar tales viajes- subrayan sin embargo que ninguna estructura puedegarantizar una seguridad absoluta y que su papel es hacérselo notar a los que viajan por primera vez en un barco de crucero. Al mismo tiempo, son los mejores interlocutores para demostrar que los barcos y los miembros de las tripulaciones están preparados y formados para hacer frente a muchas eventualidades, incluyendo problemas de salud. 

Entonces, ¿crucero o no crucero? En tiempos normales, estos viajes no presentan mayores riesgos. Pero epidemias muy graves y letales como el coronavirus llevan a reflexión. Seguramente no hay que elegir este tipo de viaje en este momento en Extremo Oriente. Y seguir muy de cerca la evolución del virus y su  eventual propagación a otras partes del mundo. 

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