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Air France y Lufthansa: las contrapartes de las ayudas estatales

Dos países, dos modelos: cómo los estados condicionan sus ayudas financieras para salvar sus compañías aéreas.

En todo el mundo y a contra corriente de lo que se venía haciendo y pidiendo desde hace años: los estados aportaron sumas multimillonarias para salvar las compañías aéreas (cuando no compran paquetes accionarios, los mismos que vendían hasta hace poco). La pandemia pone a mal los paradigmas liberales y uno de los más fervientes defensores de la no intervención del estado en las empresas, Alemania, es actualmente el que más condiciona el rescate que "ofrece". 

El caso de Lufthansa

La pelea duró varias semanas. Lufthansa, uno de los mayores grupos aéreos del mundo (que agrupa las aerolíneas nacionales de Alemania, Suiza, Bélgica y Austria) necesitaba una ayuda financiera para poder sobrevivir a la crisis del coronavirus y sobrellevar la parálisis de sus redes. El estado alemán estaba de acuerdo en ayudar pero condicionaba su aporte de dinero con tomas de participación en el capital de la empresa, que es totalmente privada desde 1997. 

Finalmente, las dos partes lograron acordarse y el Grupo Lufthansa recibirá una ayuda de 9 mil millones de euros. En contrapartida, el estado alemán (el mismo que negaba las ayudas europeas a Grecia hace unos años) recuperará el 20% de las acciones de la empresa. Es una vuelta de tuerca histórica y un regreso a los años 1980 y 1990 cuando el Gobierno de Bonn era el dueño y más adelante el accionista principal de Lufthansa. 

Los directivos de Lufthansa se negaron a esta toma de capitales y lucharon contra este acuerdo pero la situación financiera del grupo no les dio más latitud y tuvieron que aceptar la propuesta de la administración Merkel. Sin embargo, la cúpula de Lufthansa logró una pequeña victoria. Con su quinta parte del capital accionario, el estado no tiene derecho de veto. A pesar de todo, el Ministro de Finanzas de la República Federal del Alemania, Olaf Scholz calificó el acuerdo de "muy positivo". 

El caso de Air France

La empresa francesa también necesitó de la ayuda del estado para no quebrar. Pero las condiciones a aportes de capitales públicos son muy distintas a las alemanas. El grupo tendrá que reducir sus emisiones de CO2 por la mitad dentro de las fronteras francesas antes de 2024. Esto implica un desmantelamiento de la mayor parte de su red doméstica, siempre cuando existan alternativas con el tren. 

Francia tiene una de las mayores y mejores redes de tren intercity del mundo y se puede llegar por ejemplo desde Burdeos hasta París (580 kms) en menos de 2.20 hs, con una frecuencia de 12 conexiones diarias. Con tales servicios, el avión es superfluo y esta misma situación ocurre con varias otras ciudades. El avión tarda más que el tren si se suma el tiempo total de los traslados, del embarque, del vuelo y del desembarque. 

Air France recibió un préstamo de 7 mil millones de euros a fines de abril que tendrá que devolver con el compromiso de reducir sus vuelos todas las veces que haya alternativas con el tren, con tiempos inferiores a 2.30 hs. Nuestro ejemplo con Burdeos entra en este esquema. 

Esta medida, que parece ideal en la teoría, generó polémicas, como siempre en Francia. Los sindicatos acusan a los directores de la compañía de aprovechar el acuerdo con el estado para cerrar las conexiones menos rentables. También temen por el futuro de la filial HOP! especializada en trayectos domésticos y de corto alcance. 

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