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Turismo y metaverso: hacia una generalización del turismo virtual

El metaverso puede abrir nuevos campos y nuevas modalidades en el turismo y las experiencias turísticas.

Por Naïma Aïdi, Laboratorio Dicen-IdF Turismo y Smart Turismo, Université Gustave Eiffel, París, Francia. 

El metaverso ocupa un lugar cada vez más importante en el paisaje mediático. Parte del público tiene una actitud prudente o refractaria frente a esta nueva tecnología, mientras que el resto considera que esa evolución es una oportunidad para desarrollar nuevas ofertas. El turismo es un sector que evoluciona ampliamente a la par de las tecnologías de la información y de la comunicación. Es entonces muy pertinente preguntar de qué manera podría integrar ese universo virtual. Es gracias al anuncio de la creación del grupo Meta por Mark Zuckerberg que ese término se propagó masivamente alrededor del mundo. Se puede definir el métaverso como un conjunto de espacios virtuales, persistentes, compartidos, indexados en el mundo real y accesibles por medio de la interacción 3D. 

¿Entonces, cómo podría el metaverso insertarse en el turismo, una práctica que necesita un desplazamiento físico?

¿El turismo y la tecnología se llevan bien?

Observamos una correlación evidente entre la evolución del turismo y aquella de las tecnologías. Desde las centrales de reservaciones digitalizadas a partir de los años 1970 hasta la integración de Internet a fines de los 1990, la tecnología siempre supo inserirse en el turismo para crear nuevas prácticas. El metaverso se inscribe en esa evolución de Internet que utiliza tecnologías cada vez más inmersivas para proponer experiencias "fígitales", donde las fronteras entre lo físico y lo digital son cada vez más permeables. 

Sean museos, parques nacionales o sitios del patrimonio, la crisis sanitaria permitió a muchos actores de instalar y amplificar el uso de herramientas tecnológicas para proponer visitas virtuales. La app Fly Over Zone, que propone explorar sitios culturales del patrimonio mundial, permite además de restaurar digitalmente sitios dañados. El gigante de la web Amazon lanzó Amazon Explore para -literalmente- "viajar virtualmente alrededor del mundo". Esa veta comercial es un servicio de flujo interactivo transmitido en directo que -según la empresa- permite descubrir nuevos lugares desde la computadora. Si esta modalidad solo empieza, con una versión beta, nos lleva a pensar que esos tipos de servicios de visitas virtuales van a evolucionar para recomendar formatos cada vez más inmersivos.

Asia es el precursor en este campo del turismo, con propuestas ya muy avanzadas, como por ejemplo el proyecto Seoul Metaverse que tiene como ambición convertirse en la primera gran ciudad del mundo en ingresar en el metaverso; con un recorrido turístico que reproducirá los principales sitios que hay que visitar en la ciudad. Sin embargo, es en Francia que encontramos el proyecto más avanzado del momento, MoyaLand: se trata de un universo virtual turístico, construido como una reproducción artística, virtual e inmersiva, que tiene su propia oficina de turismo, sus museos, un aeropuerto y un centro histórico en el cual los habitantes y los turistas pueden interactuar virtualmente por medio de sus avatares. 

Otros actores del turismo podrían seguir ese ejemplo. Según la empresa norteamericana Gartner, en 2026, el 25 % de la gente pasará por lo menos una hora por día en el metaverso. La pregunta es ¿cómo esas personas experimentarán el turismo en ese nuevo mundo virtual? 

El metaverso para impulsar el viaje

Existen dos grandes tendencias para definir la experiencia túrística: la primera es procesual, con una transformación del mundo en conocimientos; la segunda se centra en lo vivido y está basada en el hedonismo y el sentimiento de éxito. Por definición, el turismo necesita un desplazamiento físico, se genera entonces de hecho una contradicción con las experiencias turísticas propuestas por el metaverso; que pueden, sin embargo, estimular las ganas de viajar.

Recordemos que la realidad virtual es un entorno inmersivo creado con la ayuda de un dispositivo tecnológico que proporciona sensaciones creadas de manera digital para el oído, la vista, el tacto y hasta el olfato de los usuarios. Para despertar sus sentidos en las zonas turísticas virtuales del metaverso, los usuarios deberán equiparse con dispositivos visuales, sonoros, hápticos, táctil y olfativos. 

Al reproducir un decorado turístico, el metaverso forma un conjunto entre el dispositivo, el usuario que se convierte en turista y los demás espectadores. Aunque la experiencia sea virtual, los sentidos son puestos a contribución. Al permitir una práctica inmersiva, el casco de realidad virtual o los captores hápticos permitirían experimentar cosas hasta el momento intangibles y vincularse de nuevo con la sensorialidad. Por medio de su avatar, el usuario del metaverso puede convertirse en turista, armar un recorrido de visitas, interactuar con otros avatares y por ende imaginar lo que ellos también sientan, estimulando lo que Giacomo Rizzolatti llama las neuronas espejos.

Restricciones societales y ambientales

Imitados, reproducidos o estimulados, los viajes y las vacaciones son unas prácticas turísticas que representan un corte con la vida diaria. Esos momentos son la ocasión de encontrarse de nuevo con personas cercanas o concretar actividades imposibles de realizar de otra manera. Avistar animales durante un safari, descubrir un sitio arqueológico o practicar un idioma son actividades que producen sensaciones corporales y espirituales únicas, esenciales y distintas a las que son producidas virtualmente por medio de los dispositivos del metaverso.

Además, el metaverso que es per se una evolución tecnológica de Internet no ha sido todavía del todo perfeccionado. Necesita inversiones financieras y la construcción de un marco de reglas para enmarcar el comportamiento de los usuarios. Cuando Mark Zuckerberg afirma desear crear un mundo virtual y alternativo en el cual los usuarios podrán también viajar, no hay que perder de vista que los datos de los usuarios van a ser puestos a contribución. Si algunos ven el metaverso como una solución para evitar de subirse a un avión y alcanzar una forma sustentable del turismo, la contaminación digital inducida podría tener efectos contrarios a los de un turismo virtuoso.

Seguramente el turismo en el metaverso no podrá reemplazar una experiencia turística vivida fuera de la casa de uno. Sin embargo, algunos profesionales sabrán aprovecharlo para hacer conocer sitios de difícil acceso o ignorados hasta el momento.

Foto principal: Viajar sin moverse gracias al metaverso. Unsplash. Esta nota fue preparada por The Conversation bajo licencia Creative Commons. 

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