Turismo de masas e Instagram: cómo las fotos virales ponen en riesgo a los espacios naturales

Los destinos más “instagrameables” del mundo, desde los Alpes austríacos hasta las calas mediterráneas, sufren la presión del turismo masivo incentivado por las redes sociales. El fenómeno genera erosión, pérdida de biodiversidad y obliga a autoridades locales a tomar medidas inéditas de protección.

Las formas de viajar cambiaron. Hoy, miles de turistas planifican sus vacaciones a partir de imágenes publicadas en Instagram, que se convirtió en una guía visual de destinos. Las fotos perfectas, muchas veces geolocalizadas, transforman sitios naturales en escenarios virales donde multitudes buscan replicar la misma postal.

Esto ocurre en lugares como las Gorges del Verdon o las Calanques de Marsella, en Francia, y en el Lago Blanco en los Alpes, que pasan de ser rincones de calma a “boulevards turísticos” donde la multitud reemplaza al silencio natural.

El caso de Hallstatt en Austria: del encanto alpino a la valla anti-selfies

El pueblo de Hallstatt (Austria), famoso por sus casas junto a un lago de montaña y su parecido con el reino ficticio de Arendelle de Frozen, se convirtió en símbolo de la saturación turística. La afluencia de visitantes llevó a las autoridades a instalar una barrera de madera para bloquear las selfies y responder al hartazgo de los habitantes.

Este ejemplo refleja cómo incluso localidades pequeñas deben actuar frente a un flujo turístico desproporcionado alimentado por las redes.

Hallstatt tal como todos sueñan verlo:

Y tal como es en la realidad, con carteles y una valla que tratan de limitar las conductas inapropiadas de ciertos turistas:

Restricciones en espacios naturales

En el sur de Francia (el país más visitado del mundo), el Parque Nacional de las Calanques (uno de los sitios naturales del país sometido a una intensa presión turística) implementó desde 2022 una reserva previa obligatoria y cupos de ingreso. La medida busca reducir la presión sobre zonas que llegan a recibir hasta 2.500 visitantes diarios, con consecuencias graves:

  • Erosión del suelo, que arrastra la tierra hacia las playas.
  • Pérdida de flora, con raíces de pinos expuestas e imposibilidad de regeneración.
  • Impacto marino, por el fondeo de yates y barcos que dañan la posidonia, planta clave para la biodiversidad y la captura de carbono.

La otra cara de las fotos virales

La fotógrafa belga Natacha de Mahieu documentó el fenómeno con la serie Theatre of Authenticity. Sus imágenes superpuestas muestran cómo lugares aparentemente salvajes se saturan de turistas en cuestión de minutos. El objetivo: cuestionar el mimetismo generado por Instagram, donde todos buscan la misma imagen icónica.

Según la artista, el deseo de mostrar “yo estuve aquí” responde a un impulso de validación social que, multiplicado, produce concentración masiva en pocos sitios.

Algunas de sus fotos (junto con la de apertura de esta nota):

Los casos del “superbloom” en California y los campos de girasoles en Europa

En 2019 y 2023, el fenómeno floral conocido como superbloom en California atrajo a miles de visitantes que llegaron a pisotear y destruir campos enteros de amapolas. Situaciones similares se repiten en Europa: campos de girasoles o praderas alpinas convertidas en escenarios para sesiones fotográficas masivas, con daños irreversibles en la vegetación.

En California, la realidad vs. lo que mostraron las redes:

Campos de girasoles y lo que no muestran las redes:

¿Hay alternativas para viajar de forma responsable?

Expertos y ONGs como WWF proponen alternativas para reducir el impacto:

  • Diversificar los destinos, evitando los “spots virales”.
  • Evitar geolocalizar fotos de lugares frágiles.
  • Optar por viajes en temporada baja.
  • Usar zonas de amarre ecológicas para proteger la biodiversidad marina.
  • Cambiar la expectativa del viaje: disfrutar la experiencia más allá de la foto.

La clave está en repensar la manera de relacionarse con la naturaleza: no como un decorado para redes sociales, sino como un patrimonio que requiere cuidado.