Gato del pajonal: el felino más esquivo de la Patagonia fue registrado durante un operativo inédito

En la inmensidad de la estepa patagónica vive el gato del pajonal, un felino esquivo y poco estudiado que cumple un rol clave en el equilibrio de los ecosistemas. Su carácter nocturno y su capacidad para camuflarse han hecho que durante décadas resulte casi invisible para la ciencia. Un proyecto del Parque Patagonia logró, por primera vez, colocar collares GPS a varios ejemplares, abriendo una ventana inédita para conocer sus hábitos y distribución en Argentina.

El gato del pajonal (Leopardus colocola pajeros), uno de los felinos más misteriosos de Sudamérica, habita en la estepa, los pastizales y los humedales de la Patagonia argentina. Su pelaje denso y suave, con tonos grisáceos y amarillentos y ocasionales manchas rojizas o negras, lo camufla a la perfección entre la vegetación. En el lomo, una pequeña crin eréctil lo distingue, junto con sus patas de bandas oscuras y su cola corta. Pesa en promedio cuatro kilos y posee un cuerpo ágil, ideal para moverse entre pajonales y arbustales.

A diferencia del gato montés, el gato del pajonal prefiere ambientes abiertos, donde cumple un rol clave: regula poblaciones de roedores y pequeñas presas, ayudando al equilibrio de los ecosistemas patagónicos. Sin embargo, su carácter nocturno y crepuscular, sumado a su habilidad para ocultarse, hace que avistarlo en libertad sea un verdadero desafío. Incluso en zonas donde habita, las detecciones suelen ser esporádicas y fugaces.

Las diferentes subespecies de gatos del pajonal y su distribución en América Latina:

Una expedición inédita para estudiarlo

En el Parque Patagonia, un equipo de monitoreo inició hace años un proyecto para conocer la ecología del gato del pajonal. Tras casi cuatro años de intentos, noches de guardia y falsas alarmas, en 2021 lograron un hito: capturar a Odisea, la primera hembra en portar un collar GPS. Este dispositivo registra su ubicación cada tres horas, permitiendo trazar con precisión su territorio y hábitos.

El éxito abrió un nuevo capítulo. En menos de un año, se sumaron otros cuatro individuos —Moflete, Diego, Baldo y Sphynx—, todos portando collares de última generación. Los datos obtenidos muestran que estos felinos visitan con frecuencia vertientes, mallines y humedales, aunque también se desplazan por estepas arbustivas, roquedales y cañadones. Algunos, como Diego, recorren más de 30 kilómetros dentro de su área de acción.

Las campañas de captura duran entre uno y dos meses e implican vigilancia intensiva en horarios nocturnos. Las trampas se activan de manera selectiva y el equipo debe lidiar con capturas accidentales de otras especies, lo que exige dedicación y paciencia. Cámaras trampa y el análisis de sitios frecuentados permiten planificar las operaciones con mayor éxito.

El objetivo final es generar información científica que sirva para implementar medidas de conservación y asegurar la supervivencia del gato del pajonal en la Patagonia. “Es un felino clave para la salud de los ecosistemas y conocerlo es el primer paso para protegerlo”, resume José Bonomi Vigil, integrante del equipo.

Un mapa de rastreo de uno de los gatos equipado con collar GPS:

Fotos obtenidas con cámaras-trampa: