En el corazón del Pacífico Sur, la isla de Taveuni, conocida como “la isla jardín” de Fiyi, guarda un fenómeno único: es uno de los pocos lugares del planeta donde la línea internacional de cambio de fecha cruza tierra firme. En este punto, los viajeros pueden literalmente pasar del “ayer” al “mañana” en cuestión de segundos, una curiosidad geográfica que se ha convertido en una atracción turística fascinante.
Visitar Taveuni es más que un viaje a una isla tropical: es una oportunidad de cruzar la frontera del tiempo y descubrir uno de los secretos mejor guardados del Pacífico. Entre montañas cubiertas de selva y arrecifes coloridos, los viajeros pueden experimentar algo que pocos lugares del mundo ofrecen: pasar de “ayer” a “mañana” en un solo paso. Taveuni, la tercera isla más grande de Fiyi, es célebre por su vegetación exuberante, cascadas y arrecifes de coral, pero también por un detalle que la distingue del resto del mundo: el paso del 180° meridiano, la línea que divide los hemisferios temporales de la Tierra.
Cerca del pueblo de Waiyevo, un cartel señala el punto donde se puede cruzar simbólicamente la frontera del tiempo: al dar un paso hacia el este, se “retrocede” un día entero; al volver hacia el oeste, se “avanza” al día siguiente. Este fenómeno ocurre porque el 180° meridiano es el antiméridiano del de Greenwich (0°), referencia global para la hora universal (GMT).

En palabras de Terry Gortan, presidenta de la Asociación de Turismo de Taveuni y gerente del Paradise Hotel, “vivir en un lugar donde el día de hoy y el de mañana se encuentran es una experiencia única que sorprende a todos los visitantes”.

El punto donde el tiempo se vuelve físico
Aunque la línea de cambio de fecha es una convención imaginaria, el Rotary Club de Taveuni decidió hace una década materializarla, instalando un cartel que marca su paso. El objetivo era transformar ese concepto abstracto en una atracción concreta, similar a lo que ocurre en Greenwich (Reino Unido), donde la línea 0° se ha convertido en un símbolo mundial del tiempo.
La ubicación exacta del 180° meridiano corta una de las carreteras principales de la isla, pero por motivos de seguridad se movió unos metros, hasta un punto panorámico accesible para los visitantes. Hoy, es un sitio obligado para las fotos y un recordatorio de cómo la geografía puede volverse experiencia.
Más allá del meridiano: la “isla jardín” de Fiyi
Taveuni no solo atrae por su singular relación con el tiempo. Su sobrenombre, “la isla jardín”, se debe a la riqueza natural de su entorno: selvas tropicales, cascadas espectaculares como Bouma Falls, y arrecifes que forman parte del Rainbow Reef, uno de los mejores lugares de buceo del Pacífico Sur.

La isla también conserva una vida rural auténtica, con comunidades fiyianas que mantienen tradiciones ancestrales, como la danza meke o las ceremonias del kava. Muchos visitantes combinan el recorrido del meridiano con actividades al aire libre: senderismo, snorkeling, paseos por plantaciones y visitas a reservas naturales.

Un destino para los amantes de los lugares únicos
Aunque el cruce de la línea de cambio de fecha no sea el principal motivo para llegar hasta Taveuni, sí se ha convertido en una curiosidad irresistible para los viajeros.
Taveuni representa así una de esas experiencias geográficas singulares que combinan naturaleza, ciencia y cultura, y que permiten al visitante “viajar en el tiempo” de una manera simbólica pero inolvidable.

Cómo llegar a Taveuni
La isla está conectada por vía aérea con Suva y Nadi, en la isla principal de Viti Levu. Los vuelos domésticos duran alrededor de una hora y llegan al aeropuerto de Matei, al norte de Taveuni. También es posible acceder por barco desde Vanua Levu, en travesías regulares que ofrecen vistas espectaculares del archipiélago.
El alojamiento varía desde pequeñas posadas ecológicas hasta resorts de lujo frente al mar, muchos de ellos integrados en programas de conservación y turismo sustentable.

Un pie en el pasado, otro en el futuro
Visitar Taveuni es más que un viaje a una isla tropical: es una oportunidad de cruzar la frontera del tiempo y descubrir uno de los secretos mejor guardados del Pacífico. Entre montañas cubiertas de selva y arrecifes coloridos, los viajeros pueden experimentar algo que pocos lugares del mundo ofrecen: pasar de “ayer” a “mañana” en un solo paso.








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