Salinas del Gualicho: un desierto de sal bajo las estrellas en Río Negro

A 60 kilómetros de Las Grutas, en pleno corazón de Río Negro, las Salinas del Gualicho sorprenden con un paisaje blanco infinito que se extiende bajo el nivel del mar. Consideradas las más grandes de la Argentina, invitan a vivir una experiencia única entre atardeceres dorados, silencio mineral y cielos repletos de estrellas.

A solo 60 kilómetros al oeste de Las Grutas, las Salinas del Gualicho emergen como un paisaje tan inesperado como hipnótico. Este inmenso salar —considerado el más grande de la Argentina, el segundo de Sudamérica y el tercero del mundo— se extiende sobre una superficie de 430 kilómetros cuadrados y se ubica a 72 metros por debajo del nivel del mar, formando una de las depresiones naturales más notables del país.

Visitar el Gualicho es adentrarse en un mundo de silencio y reflejos, donde el horizonte parece confundirse con el cielo y la sal forma un manto que brilla con la luz del atardecer. En este lugar, la naturaleza, la geología y la historia se combinan para ofrecer una experiencia única en la Patagonia.

Un mar de sal en la Patagonia

Las Salinas del Gualicho son una mina a cielo abierto donde se cosecha cloruro de sodio de manera controlada y sustentable. Cada año, se extraen entre uno y tres millones de toneladas de sal, destinadas tanto a la industria como al consumo doméstico. En la foto satelital adjunta, se aprecia el tamaño y la superficie de la salina en medio de la estepa del norte de la Patagonia.

La visita permite conocer de cerca el proceso de formación y extracción de este mineral milenario. Las enormes parvas de sal —de varios metros de altura y decenas de metros de ancho— crean un paisaje surrealista que invita a los visitantes a capturar las primeras fotos apenas pisan el terreno blanco.

El sitio debe su nombre al “Gualicho”, palabra de origen mapuche que alude a un espíritu poderoso del desierto, mezcla de mito, respeto y temor. En la cultura popular patagónica, el Gualicho representa la fuerza indómita de la naturaleza, una energía que parece palpitar en el silencio mineral del salar.

Cómo llegar y qué esperar

El acceso está restringido y solo se permite el ingreso mediante excursiones organizadas, lo que garantiza la preservación del entorno natural. Desde Las Grutas, se llega por 40 kilómetros de asfalto y unos 20 de ripio en buen estado.

Diversas agencias locales, como Desert Tracks, ofrecen salidas en camionetas 4×4 que parten por la tarde para aprovechar la puesta del sol sobre el salar y culminan con una cena bajo las estrellas. Estas experiencias combinan turismo de aventura, astronomía y gastronomía regional.

Atardeceres y cielos estrellados

A medida que el sol desciende, el Gualicho se tiñe de amarillo, naranja y violeta, mientras el aire salino refleja la luz como un espejo. La sensación de inmensidad recuerda a un paisaje lunar. Cuando cae la noche, el espectáculo continúa: el firmamento patagónico despliega uno de los cielos más limpios y estrellados de la Argentina.

Planetas como Marte, Venus o Saturno, junto con Orión y la Cruz del Sur, pueden observarse a simple vista o con binoculares. En noches de luna nueva, el salar se convierte en un observatorio natural ideal para la contemplación y la fotografía astronómica.

Un viaje sensorial y espiritual

El silencio del Gualicho es tan profundo que el visitante puede escuchar el crujido de la sal bajo sus pies. Es un lugar de contemplación y asombro, que invita tanto a la reflexión espiritual como al descubrimiento científico.
Algunos lo comparan con las Salinas Grandes de Jujuy o con el Salar de Uyuni en Bolivia, pero el Gualicho conserva un encanto singular: su aislamiento, su carácter intacto y su horizonte infinito.

Nuestros consejos para la visita

  • Mejor época: primavera y verano, cuando las temperaturas son más agradables y los atardeceres más nítidos.
  • Duración del tour: entre 5 y 6 horas, con regreso cerca de la medianoche.
  • Indumentaria recomendada: ropa clara, gorro, protector solar, calzado cómodo y abrigo liviano para la noche.
  • Servicios: los sanitarios son de campaña y se recomienda llevar agua mineral.
  • Recomendado para: parejas, familias, grupos de amigos o amantes de la fotografía y la astronomía.

El Gualicho, un tesoro escondido del sur argentino

Las Salinas del Gualicho representan una de las experiencias naturales más impactantes del turismo patagónico. Un viaje por sus caminos de sal es también una inmersión en la historia geológica y cultural de la región.

Ya sea para observar el atardecer, caminar descalzo sobre la sal o disfrutar de un brindis bajo un manto de estrellas, el Gualicho deja una huella imborrable. Porque más allá del paisaje, este rincón de Río Negro ofrece algo más difícil de describir: la sensación de estar en otro planeta sin salir de la Tierra.

Fotos: Gobierno de Río Negro