América Latina es la región del mundo con los impuestos más altos sobre los pasajes aéreos

Los impuestos y las tasas representan el 44 % del precio final del boleto, frente a un promedio global del 24 %. El aumento del IVA en Brasil podría agravar la brecha, mientras la Argentina avanza en sentido contrario, desregulando el sector y buscando aliviar costos.

América Latina tiene el desagradable primer puesto mundial por aplicar la mayor carga impositiva sobre el transporte aéreo, un factor que amenaza con desacelerar la recuperación del turismo y la conectividad en pleno auge de los viajes pospandemia. Según la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (ALTA), los impuestos y tasas representan en promedio el 44 % del precio final que paga el viajero. Es casi el el doble que el promedio global, que ronda el 24 %.

La advertencia fue reiterada durante el foro ALTA AGM & Airline Leaders Forum, celebrado recientemente, donde los principales ejecutivos del sector reclamaron una revisión de las políticas tributarias que encarecen el costo del transporte y reducen la competitividad regional frente a otros mercados.

“En lugar de incentivar la conectividad aérea, muchos gobiernos están aumentando los impuestos, lo que tiene un impacto directo en la demanda”.

Peter Cerdá, presidente de ALTA y vicepresidente para las Américas de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA).

Una carga impositiva que frena el crecimiento

De acuerdo con el organismo, los altos impuestos se combinan con el encarecimiento del combustible, la volatilidad cambiaria y los costos financieros derivados de economías en proceso de ajuste. Este conjunto de factores coloca a las aerolíneas latinoamericanas ante un escenario complejo para la próxima temporada alta, incluso cuando el turismo regional muestra señales claras de recuperación.

En muchos casos, los gobiernos aplican tasas de embarque, cargos aeroportuarios o impuestos al valor agregado (IVA) que pueden representar entre un tercio y la mitad del valor final del pasaje. Para el pasajero, esto se traduce en tarifas más elevadas; para las compañías, en márgenes de rentabilidad cada vez más ajustados.

Brasil: el impuesto que provocará una caída de 30 % de su turismo

El caso más reciente es el de Brasil, cuya reforma tributaria, aprobada este año, entrará en vigor en enero de 2026. La medida elevará el IVA sobre los pasajes aéreos del 9 % al 26,5 %, lo que podría encarecer las tarifas hasta un 25 % y provocar una caída estimada del 30 % en la demanda, según cálculos de ALTA.

La decisión llega en un momento de fuerte expansión del tráfico aéreo hacia el país, especialmente desde Argentina, y podría poner un freno a la racha de crecimiento que viene mostrando el turismo receptivo internacional brasileño.

“Es un cambio que marcará un punto de inflexión. Si se confirman estos niveles de tributación, Brasil perderá competitividad frente a otros destinos del Caribe y América del Sur”, advirtió Peter Cerdá.

La contracara argentina

Mientras tanto, Argentina avanza en la dirección opuesta. El gobierno impulsa una política de desregulación del transporte aéreo, con el objetivo de reducir costos operativos, atraer nuevas aerolíneas y aumentar la competencia. La Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) autorizó a lo largo de los últimos dos años a muchas empresas y la Argentina cuenta con una conectividad más importante que nunca. Se traduce en más oferta, mejores precios y servicios adecuados con las necesidades del público. “La estrategia pasa por ampliar la oferta y mejorar la eficiencia, no por subir impuestos”, resumen fuentes del sector.

Un equilibrio pendiente

El dilema que enfrenta la región es claro: mientras algunos países apuestan por la recaudación fiscal inmediata, otros priorizan la expansión del mercado aéreo y su impacto en la economía. Los expertos coinciden en que una política tributaria equilibrada es clave para sostener la competitividad del turismo latinoamericano.

Con un peso impositivo que ya duplica la media mundial, América Latina corre el riesgo de quedar rezagada en conectividad y crecimiento. Y el desafío, según advierten desde ALTA, será encontrar una fórmula que permita financiar infraestructura sin poner en riesgo la accesibilidad de los pasajeros ni la viabilidad de las aerolíneas.