El prototipo busca revolucionar la aviación comercial al reducir el característico “bang” supersónico al sonido de una simple puerta que se cierra. Cuando esté en servicio, ocupará el nicho que tuvo el Concorde hasta el año 2003.
El proyecto X-59, desarrollado por Lockheed Martin en colaboración con la NASA, logró este miércoles 29 de octubre de 2025 un hito histórico al completar con éxito su primer vuelo de prueba en California. El ensayo marca un paso clave en la búsqueda de una nueva generación de aviones supersónicos capaces de volar a gran velocidad sin generar el estruendo que hoy prohíbe este tipo de vuelos sobre zonas habitadas.
El avión despegó desde la planta de Lockheed Martin en Palmdale y aterrizó minutos más tarde en el Centro de Investigación Armstrong de la NASA, en la base Edwards, también en California. Según un comunicado del fabricante, “todo funcionó exactamente como estaba previsto”, confirmando las cualidades de vuelo y el comportamiento inicial del aparato.
Un diseño único para “silenciar” la velocidad del sonido
El X-59 Quiet Supersonic Technology (QueSST) es un avión experimental de unos 30 metros de longitud, con un fuselaje especialmente estilizado y un morro que ocupa casi un tercio del total. Este diseño tiene un propósito claro: distribuir las ondas de choque que se producen al romper la barrera del sonido, reduciendo así el impacto acústico.

En lugar del tradicional “bang” supersónico —el estruendo que provocan los aviones al superar Mach 1—, el objetivo del X-59 es producir un sonido similar al golpe de una puerta al cerrarse.
Su cabina, sin parabrisas frontal, incorpora un sistema de cámaras de alta definición que permite al piloto ver el entorno desde una pantalla interior, un avance inédito en la aviación civil.
Una nueva era de vuelos supersónicos
En este primer vuelo, el X-59 no rompió la barrera del sonido: el objetivo era únicamente verificar la estabilidad, el control y los sistemas de medición en vuelo. Los ensayos supersónicos se realizarán en fases posteriores, cuando la NASA empiece a evaluar la “firma sonora” del avión sobre distintas comunidades.
El propósito de estos estudios será determinar qué niveles de ruido podrían considerarse aceptables para volver a permitir vuelos supersónicos sobre tierra, prohibidos desde 1973 debido a las molestias que causaban.
Si las pruebas resultan exitosas, el X-59 podría abrir el camino a una nueva generación de aeronaves comerciales capaces de transportar pasajeros y carga a más del doble de la velocidad actual, de forma eficiente y sostenible.
Del Concorde al futuro del vuelo supersónico
El X-59 se inscribe en una tendencia global de renacimiento del transporte supersónico, tras el retiro del legendario Concorde en 2003. Mientras varias empresas privadas desarrollan modelos comerciales, el proyecto de la NASA y Lockheed Martin se distingue por su enfoque en la reducción del ruido y la sostenibilidad ambiental.

De lograr sus objetivos, el X-59 podría transformar la aviación del siglo XXI: vuelos de Nueva York a Londres en menos de cuatro horas, con un impacto acústico y ambiental considerablemente menor.








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