Un anuncio histórico: Turkish Airlines volará a Armenia

La aerolínea estatal turca proyecta abrir una ruta entre Estambul y Ereván. No hay todavía una fecha oficial para el inicio de la ruta. Se trata de un anuncio con un intenso valor simbólico, porque el estado turco sigue negando el genocidio armenio y ambos países llevan más de tres décadas de ruptura política y diplomática (desde la formación del estado armenio, luego de la disolución del imperio soviético).

En un movimiento de alto contenido simbólico, la aerolínea Turkish Airlines anunció su intención de inaugurar vuelos hacia Ereván, la capital de Armenia, en el marco de un proceso gradual de normalización de relaciones entre ambos países. La medida fue comunicada esta semana por el consejo de administración de la compañía, a través de la plataforma pública turca de divulgación financiera (KAP). Aún no se confirmó la fecha de inicio ni la frecuencia de los vuelos, que dependerán de las condiciones del mercado y del contexto político bilateral.

Una frontera cerrada desde 1993 y una herida abierta desde 1915

La frontera terrestre entre Turquía y Armenia permanece cerrada desde 1993, poco tiempo luego de la formación de la República de Armenia y tras el conflicto de Nagorno-Karabaj y en medio de tensiones históricas no resueltas.
El principal punto de conflicto sigue siendo el genocidio armenio, perpetrado por el Imperio Otomano y por el pueblo turco, entre 1915 y 1917. Más de un millón y medio de armenios fueron asesinados o deportados.
A diferencia de gran parte de la comunidad internacional —incluidos Francia, Alemania, Argentina, Canadá y el Parlamento Europeo—, Turquía continúa negando oficialmente el genocidio, y minimiza los hechos calificándolos de “acontecimientos trágicos” sin intención sistemática de exterminio.

Esa negación estatal persistente ha sido el principal obstáculo para una normalización real de las relaciones diplomáticas, rotas desde la independencia armenia en 1991.

Vuelos como puente diplomático

La reanudación de las conexiones aéreas comenzó en febrero de 2022, cuando FlyOne Armenia inició vuelos entre Ereván e Estambul, y poco después la aerolínea turca Pegasus Airlines comenzó a operar la ruta desde el aeropuerto Sabiha Gökçen, con una frecuencia diaria.
La posible incorporación de Turkish Airlines, la aerolínea bandera de Turquía, ampliaría la oferta y daría un paso adicional en el acercamiento bilateral, aún frágil y condicionado por el contexto político regional.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Armenia confirmó que ambos gobiernos trabajan en un acuerdo para habilitar más aerolíneas y rutas entre los dos países a partir del verano de 2026.

Contexto político y tensiones persistentes

El anuncio se produce en un momento de diálogo prudente entre Ereván y Ankara. En junio de 2025, el primer ministro armenio Nikol Pachinian se reunió en Ankara con el presidente turco y en septiembre, enviados especiales de ambas naciones mantuvieron un encuentro en Ereván, el primero celebrado en territorio armenio desde el inicio del proceso de acercamiento.

Sin embargo, este reencuentro diplomático ocurre en un contexto de tensiones geopolíticas. Turquía mantiene una alianza estratégica con Azerbaiyán, país que libra una guerra con Armenia desde 2020 por el control de Nagorno-Karabaj, un conflicto que dejó miles de muertos y desplazados.

Turkish Airlines busca nuevos mercados y capital simbólico

Desde el punto de vista comercial, la apertura de una ruta directa Estambul–Ereván podría permitir a Turkish Airlines atraer pasajeros de la diáspora armenia, particularmente la numerosa comunidad radicada en ciudades como Los Ángeles o Buenos Aires.

No obstante, la dimensión simbólica supera la estrategia comercial. El eventual vuelo directo entre Turquía y Armenia representaría el primer enlace oficial de una aerolínea estatal turca con un país cuya tragedia histórica el propio Estado turco continúa negando.

Un gesto diplomático insuficiente mientras persista la negación

A más de 110 años del genocidio armenio, las relaciones entre ambos países siguen marcadas por la ausencia de reconocimiento histórico y la falta de justicia internacional plena.
Si bien los gestos de acercamiento, como la apertura de vuelos, pueden interpretarse como signos de distensión, la reconciliación sigue condicionada a un reconocimiento oficial del genocidio y a una revisión de la narrativa estatal turca sobre su pasado.