¿El cambio climático sufre un desfase horario?

El calentamiento global no solo se mide en promedios globales. Detrás de los +1,5 °C o +2 °C, que a menudo se utilizan como indicadores globales, se esconden realidades muy diferentes según el lugar… y, sobre todo, según la hora del día. Un estudio reciente muestra cómo el uso generalizado del tiempo universal por parte de los climatólogos puede ocultar estas diferencias en las horas locales. Tenerlas más en cuenta permitiría adaptar mejor nuestras ciudades, nuestros sistemas agrícolas y nuestras políticas de salud pública.

Por Sarah Safieddine, Sorbonne Université and Cathy Clerbaux, Sorbonne Université, Francia

Las cifras del cambio climático son bien conocidas: 1,5 °C más desde la era preindustrial y +2 °C previstos para 2050 si no se toman medidas adicionales a las políticas ya en vigor. Sin embargo, se trata de un aumento medio de las temperaturas en toda la superficie del planeta.

Por lo tanto, detrás de estas cifras se esconden realidades muy diferentes, dependiendo del lugar de la Tierra en el que nos encontremos, pero también de la hora del día. No, no hará «el mismo calor» al mediodía que a medianoche: las tendencias de calentamiento también varían según la hora local.

En un estudio publicado recientemente, hemos demostrado que la evolución de las temperaturas no es uniforme a lo largo del día. El aumento puede ser más pronunciado por la noche que por la tarde, o viceversa, según las regiones del planeta.

Sin embargo, los climatólogos utilizan actualmente un único punto de referencia para comparar los datos climáticos: la zona horaria UTC (tiempo universal coordinado). Esto resulta práctico para uniformizar los datos climáticos, pero problemático para comprender las dinámicas locales. Ignorar la hora local puede distorsionar nuestra comprensión del cambio climático y limitar la eficacia de nuestras políticas de adaptación, por ejemplo, cuando se trata de limitar el sobrecalentamiento de las ciudades en períodos de ola de calor.

Consideremos, por ejemplo, una lectura a las 12:00 UTC. Corresponderá al mediodía en Londres, pero a las 21:00 en Tokio, o incluso a las 2:00 de la madrugada en Los Ángeles. Al trabajar únicamente con el UTC, se mezclan las observaciones realizadas durante el día y la noche, lo que oculta la variabilidad diurna de las temperaturas, es decir, las diferencias que se producen entre el día y la noche.

Si solo se tiene en cuenta la tierra firme, excluyendo los mares y océanos, la media de las temperaturas globales cercanas al suelo varía entre 14 °C y 16 °C aproximadamente. Pero si convertimos estas observaciones a horas locales en todo el mundo, parece que esta variabilidad diurna global tiene una amplitud mucho mayor: de 11 °C a las 6 de la mañana de media a 19 °C hacia las 15:00/16:00 horas.

El ciclo diurno de la temperatura depende en gran medida del sistema de referencia temporal elegido. Expresado en UTC, refleja un promedio global desfasado con respecto a las condiciones locales. Expresado en hora local, revela directamente las variaciones diarias que se experimentan en el lugar. Gráfico proporcionado por el autor.

Para este estudio, hemos analizado más de cuarenta años de datos (1981-2022) procedentes del componente terrestre (sin mares ni océanos) del reanálisis ERA5. Se trata de una base de datos que fusiona modelos y observaciones para proporcionar, hora por hora, estimaciones coherentes de las temperaturas —y otras variables atmosféricas— desde 1940, a escala mundial.

Así, en lugar de convertir sistemáticamente los datos a UTC, los hemos transpuesto a horas locales, aplicando el principio de los husos horarios. De este modo, hemos podido cartografiar, hora por hora, la evolución de las temperaturas terrestres cercanas a la superficie (las de los boletines meteorológicos) a escala mundial. Esto nos permite cuantificar con mayor precisión el impacto del cambio climático sobre estas temperaturas a lo largo del día.

No es uniforme, ni el espacio, ni en el tiempo

Nuestros resultados muestran que la evolución de la temperatura durante los últimos cuarenta años no es uniforme, ni en el espacio ni en el tiempo.

En general, desde 1981, las temperaturas están aumentando en casi todo el planeta, con un calentamiento especialmente marcado en las regiones árticas. Sin embargo, si nos fijamos en los detalles, algunas zonas geográficas, como la India, parecen menos afectadas: el calentamiento es mucho más lento que en otros lugares. Si nos fijamos en la franja horaria de las 15:00 horas en la India, incluso se observa un enfriamiento desde 1981.

Aumento de la temperatura global desde 1981 a las 3 de la mañana (izquierda) y a las 3 de la tarde (derecha), hora local. A simple vista, no se aprecia mucha diferencia, excepto en la India.

Una de las razones de estas heterogeneidades se debe al aumento local de ciertas fuentes de contaminación, en particular las partículas finas. Estas pueden bloquear parte de la radiación solar y enfriar la superficie terrestre.

Para representar de forma más perceptible las variaciones de temperatura a lo largo del día en las diferentes regiones del mundo, hemos restado las tendencias climáticas observadas a las 3 de la madrugada de las observadas a las 3 de la tarde. De este modo se pone de manifiesto con mayor claridad la variabilidad diurna del cambio climático en el mundo.

Mapa de las diferencias en las tendencias de calentamiento entre la tarde (15:00 h) y la noche (3:00 h), en el periodo 1981-2020 (en °C). Los valores positivos indican un calentamiento más marcado a las 15:00 h que a las 3:00 h. .

Nuestros resultados muestran que, para una región determinada, la variación en la amplitud del calentamiento global puede alcanzar hasta un grado Celsius entre la mañana y la tarde, con tendencias a veces opuestas (como en la India), según la hora considerada.

Adaptarse mejor, con previsiones horarias locales

Esta visión más precisa y «hora a hora» del calentamiento abre numerosas perspectivas concretas. En primer lugar, para la agricultura, donde lo que importa no es la temperatura media anual, sino la que se registrará en momentos críticos, como la germinación, la floración, la producción de frutos, etc. Prever con mayor precisión los picos horarios de temperatura permitiría adaptar los calendarios de riego o siembra.

También en materia de salud pública: se sabe que las olas de calor son tanto más peligrosas cuanto más alta es la temperatura nocturna, lo que limita la buena recuperación del organismo. Una previsión más precisa de estos extremos nocturnos permitiría identificar mejor las noches y las ciudades que suponen un riesgo para las personas vulnerables.

Del mismo modo, también ayudaría a programar mejor las competiciones deportivas en función de las temperaturas previstas a la hora local. De hecho, las competiciones organizadas en las horas más calurosas del día pueden exponer a los atletas y espectadores a mayores riesgos.

También es un dato importante para mejorar el urbanismo de nuestras ciudades. Estas ya experimentan, en épocas de olas de calor, un marcado efecto isla de calor durante la noche.

Por lo tanto, es indispensable conocer con precisión la evolución diurna y nocturna de las temperaturas hora por hora para diseñar espacios urbanos más resilientes, en particular «refugios climáticos» para los residentes.

Por último, la mejora de los modelos de predicción climática para adaptarlos realmente a la «hora local» permitiría que los sistemas de alerta fueran más pertinentes para los ciudadanos y los responsables políticos.

El calentamiento global no se resume en unos pocos grados más. También se trata de saber en qué momento del día se suman esos grados adicionales. Al poner el énfasis en la hora local, revelamos una nueva dimensión del cambio climático que puede transformar nuestras estrategias de adaptación.