Las ocho especies de osos del mundo: características, hábitats y amenazas

De los fríos paisajes del Ártico hasta las selvas tropicales del sudeste asiático, los osos habitan en rincones muy distintos del planeta. Hoy existen ocho especies en el mundo, seis de ellas bajo algún grado de amenaza por la acción humana. Una sola especie vive en Sudamérica. Conocer sus características, hábitats y desafíos es clave para comprender por qué estos grandes mamíferos son vitales en el equilibrio de los ecosistemas.

En distintas culturas, los osos han sido símbolos de poder, fuerza y conexión con lo salvaje. Sin embargo, seis de las ocho especies que habitan actualmente en el planeta se encuentran amenazadas por la acción humana, principalmente debido a la deforestación, la caza y el cambio climático. En este recorrido presentamos a cada una de ellas, sus hábitats, particularidades y los desafíos de conservación que enfrentan.

Panda gigante (Ailuropoda melanoleuca)

Originario de los bosques de bambú del centro y suroeste de China, el panda gigante es uno de los animales más emblemáticos del mundo y símbolo de la organización WWF. Actualmente se estima una población de alrededor de 2.000 ejemplares, gracias a décadas de programas de conservación. Aunque se clasifica como “vulnerable”, sigue en riesgo por la pérdida de hábitat y las dificultades para reproducirse en libertad.

Oso de anteojos (Tremarctos ornatus)

Conocido también como “oso andino”, es la única especie de oso de Sudamérica. Se distribuye desde Venezuela hasta Bolivia, en plena cordillera de los Andes. Sus manchas en ojos y pecho, diferentes en cada ejemplar, le dan su nombre. Este oso cumple un rol clave como “jardinero del bosque”, ya que dispersa semillas en sus recorridos. En Colombia habita en 22 Parques Nacionales Naturales.

Oso malayo (Helarctos malayanus)

El más pequeño de los úrsidos, habita en los bosques tropicales del sudeste asiático. Es un gran trepador y su alimento favorito son los cocos, aunque es omnívoro. Cada vez más amenazado, enfrenta la pérdida de su hábitat por la expansión agrícola y forestal, además de la caza ilegal.

Oso perezoso o bezudo (Melursus ursinus)

Habitante de India, Nepal, Sri Lanka y Bangladés, es reconocido por su largo pelaje y hocico prominente. Famoso gracias a Baloo de El libro de la selva, su dieta incluye miel, flores y tubérculos, pero su especialidad son las termitas y hormigas, que obtiene con su hocico alargado. Está en declive debido a la deforestación y a la caza.

Oso negro asiático (Ursus thibetanus)

Distribuido desde Irán hasta Japón, es pariente cercano del oso negro americano. Reconocible por la mancha blanca en forma de “V” en el pecho, es un gran consumidor de frutas, nueces y miel. Actualmente se reconocen siete subespecies, pero muchas han desaparecido localmente por pérdida de bosques y cacería.

Oso negro americano (Ursus americanus)

La especie más numerosa y extendida de Norteamérica, con 16 subespecies identificadas. Su pelaje varía del negro al marrón e incluso al blanco en algunos casos. Destacan por su inteligencia y por su habilidad para correr hasta 55 km/h o trepar árboles. Aunque su población es estable, enfrenta conflictos con humanos en áreas rurales y turísticas.

Oso pardo (Ursus arctos)

Una de las especies más ampliamente distribuidas, presente en Norteamérica, Europa y Asia. Entre sus subespecies se encuentran el Kodiak y el grizzly. Pueden alcanzar casi 3 metros de altura y destacan por su dieta omnívora, que incluye salmones y panales de miel. A pesar de su adaptabilidad, algunas poblaciones han desaparecido por caza y destrucción de hábitats.

Oso polar (Ursus maritimus)

Símbolo del Ártico y del cambio climático, es un excelente nadador y depredador tope que depende del hielo marino para cazar focas. Su hábitat se encuentra en riesgo por el derretimiento acelerado del Ártico. Aunque no hiberna, las hembras pueden dar a luz una o dos crías tras almacenar grasa en meses previos.

Conservación y futuro de los osos

De las ocho especies de osos, seis están en algún nivel de amenaza, principalmente por actividades humanas. Su protección implica no solo conservar a estos grandes mamíferos, sino también los ecosistemas que habitan: bosques andinos, selvas tropicales, tundras árticas o montañas boreales.

Los osos son guardianes de la biodiversidad, dispersores de semillas y reguladores de la cadena alimentaria. Su supervivencia depende del compromiso global para reducir la deforestación, frenar la caza ilegal y enfrentar el cambio climático.

Fotos: World Wildlife Fund