Ciencia colaborativa para conocer mejor las ballenas jorobadas del Atlántico Sur y sus migraciones

En el Parque Provincial Patagonia Azul (Chubut), científicos, turistas y pescadores construyen un catálogo que conecta jorobadas de Brasil a la Antártida. Datos, casos emblemáticos y cómo seguir individuos en línea.

En el Parque Provincial Patagonia Azul (Chubut), un proyecto colaborativo está conectando a la ballena jorobada con rutas migratorias que cruzan medio planeta. La red —integrada por científicos, turistas y pescadores— registra individuos que viajan desde Brasil hasta la Antártida. Cada avistaje suma información sobre desplazamientos, hábitos y preferencias de hábitat, y consolida a Patagonia Azul como punto clave para la investigación y la conservación de la especie en el Atlántico Sur.

De visitantes ocasionales a una escala reconocida

Durante años, las jorobadas fueron visitantes esporádicas e incluso invisibles para la costa de Chubut. Ese panorama cambió con un catálogo en expansión y una red de observadores que hoy muestra un fenómeno consistente: algunos individuos regresan temporada tras temporada y “presentan” la zona a nuevas visitantes, incorporándola como escala en su agenda migratoria.

Video con dron, realizado por Lucas Beltramino

“El primer avistaje de una jorobada en Patagonia Azul (por parte del equipo) fue el 21 de agosto de 2020. Pero no fue el primer registro, ya que hasta el año siguiente no pudimos empezar a registrarlas. El 20 de octubre de 2021 empieza nuestro catálogo. Ese día estábamos navegando, nos encontramos con las ballenas e hicimos fotos, pero sin pensar en un registro. Después, ya en tierra, hablando con amigos biólogos, surge la idea de hacer un catálogo”.

Lucas Beltramino, biólogo del Proyecto Patagonia Azul (Rewilding Argentina)

Del azar al monitoreo sistemático

En tres temporadas, el trabajo pasó de avistajes fortuitos a campañas dedicadas exclusivamente a la búsqueda y registro.

“El monitoreo consistía en registrar ballenas cuando salíamos a navegar por otras actividades. Pero cada vez le fuimos poniendo más esfuerzo. En las últimas dos temporadas (octubre–marzo) tuvimos 75 y 82 navegaciones, con 22 y 63 individuos registrados respectivamente, algunos individuos más de una vez”.

Las reobservaciones refuerzan que el área funciona como escala reconocida dentro de los movimientos de la especie.

Identificar individuos: la “huella” de la cola

La clave del catálogo está en la fotografía de la cara inferior de la aleta caudal, cuyo patrón es único en cada ballena.

“Para registrar esa imagen lo mejor es permanecer a una distancia prudente y esperar el momento en que saca la cola. En caso de no poder registrarla, también hacemos fotos de las aletas dorsales, de ambos lados, y siempre tratamos de asociarlas a la de la cola para poder identificar individuos cuando solo vemos esa aleta”.

Conexiones continentales que cambian el mapa

Las imágenes revelaron vínculos sorprendentes: ejemplares vistos en Patagonia Azul también fueron detectados en el canal de Beagle, en la península Antártica y en las aguas cálidas del norte de Brasil.

“Lo que vemos hasta ahora son conexiones con poblaciones principalmente del centro y norte de Brasil, pero también tenemos reavistajes en el canal de Beagle y dos en la península Antártica, y esto es solo con fotos, nuestras, pero también de otros investigadores y de turistas”, explica Beltramino.

Casos emblemáticos

  • RA-PA-MN8 visitó Patagonia Azul durante tres temporadas seguidas, fue visto en Tierra del Fuego y volvió a aparecer en Brasil.
  • Otro individuo fue observado por primera vez el 28 de enero de 2024 y reavistado el 29 de enero de 2025, casi un año después.

Ciencia ciudadana en acción: turistas y pescadores

Dos registros clave llegaron gracias a turistas: uno en Tierra del Fuego y otro en Patagonia Azul. En un caso, las fotos fueron subidas directamente a HappyWhale y, en otro, enviadas al equipo local. La articulación con pescadores y la comunidad amplía la cobertura y la frecuencia de observaciones, haciendo posible detectar movimientos de largo alcance.

El equipo mantiene contacto permanente con colegas de Brasil, así como con referentes locales en Tierra del Fuego y Caleta Olivia.

“Recientemente nos invitaron a participar en una publicación científica donde se destacan movimientos de algunos individuos entre poblaciones del Pacífico y del Atlántico, mencionando también estos avistajes entre Patagonia, Antártida y Brasil. En esta publicación participó gente de Brasil, Argentina, Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Estados Unidos y Australia”.

Seguir a las ballenas desde cualquier parte del mundo

Cualquier persona puede consultar registros y recibir notificaciones cuando un individuo vuelve a ser observado. El perfil público de RA-PA-MN8 está disponible en HappyWhale:
https://happywhale.com/individual/76353
Del mismo modo, se puede seguir al ejemplar registrado el 28/01/2024 y 29/01/2025, con actualización automática ante nuevos avistajes.

Beltramino describe una escena que ilustra la curiosidad de la especie: una posible hembra —acompañada por un individuo más pequeño que podría ser cría— se acercó al bote, lo rodeó lentamente y observó a las personas desde distintos ángulos, incluso asomándose de forma vertical. El relato subraya que el proyecto combina rigor científico con experiencias de campo que fortalecen el vínculo entre comunidad y conservación.

El trabajo de Patagonia Azul pasó de ser una mención marginal en los mapas a una referencia para estudiar jorobadas en el Atlántico Sur. Cada registro amplía el conocimiento sobre rutas migratorias y uso de hábitat, y respalda la necesidad de proteger un área que gana protagonismo temporada tras temporada. Los datos ya integran estudios internacionales y, con el salto a tecnología GPS, el proyecto se prepara para aportar información inédita a escala global.