Moldavia: qué ver y qué hacer en el destino más barato de Europa

Cuando se piensa en viajar barato por Europa, la mayoría menciona países como Bulgaria, Rumania o Hungría. Sin embargo, hay un destino aún más económico y mucho menos explorado: Moldavia. Este pequeño país del este europeo, encajado entre Rumania y Ucrania, es el más barato de Europa para viajar.

Con un presupuesto estimado de apenas 34 euros por día, incluyendo alojamiento, comida, transporte y actividades, Moldavia ofrece una oportunidad única para quienes buscan una experiencia cultural profunda, auténtica y sumamente accesible. Es un país donde el tiempo va más lento y cada euro rinde más. Es al mismo tiempo uno de los secretos mejor guardados del continente. Y como es limítrofe de Ucrania y cercana a las zonas de combate con Rusia, sigue estando fuera del radar del turismo de masas. Conserva una atmósfera sencilla y hospitalaria, con precios que no están inflados. La vida cotidiana mantiene un ritmo pausado. Este bajo nivel de demanda turística hace que un almuerzo completo cueste entre 3 y 5 euros, una noche en un alojamiento sencillo no supere los 15 o 20 euros, y una copa de vino local se consiga por menos de 1 euro.

Aunque llegar al país puede ser un poco más costoso que viajar a otras capitales europeas —los vuelos directos desde grandes ciudades como París oscilan entre 100 y 200 euros—, una vez en suelo moldavo, los gastos diarios son sorprendentemente bajos.

¿Por qué Moldavia es tan barata?

  • Bajo costo de vida: hasta un 58 % más barato que en países de Europa Occidental, según el índice Numbeo.
  • Poca demanda turística: lo que mantiene los precios auténticos y sin sobrecostos.
  • Moneda débil: el leu moldavo (MDL) tiene baja cotización frente al euro, lo que favorece al viajero.
  • Economía local modesta: es el país más pobre de Europa, lo que se refleja en sus precios.

Chișinău, la capital donde conviven pasado soviético y modernidad incipiente

El punto de partida habitual es Chișinău, la capital moldava. A simple vista, puede parecer una ciudad modesta, con arquitectura gris heredada del período soviético, pero tras un par de caminatas revela una vida urbana vibrante, mercados animados y parques tranquilos.

Vale la pena visitar la Catedral de la Natividad, de entrada gratuita, y relajarse en el Parque Ștefan cel Mare, ideal para observar la vida local. El Museo Nacional de Historia de Moldavia ofrece un paseo por el pasado del país por menos de dos euros, y el mercado central, siempre bullicioso, permite probar especialidades como el queso brânză o llevarse un almuerzo por menos de tres euros.

Orheiul Vechi, monasterios en la roca y vistas sobre el Răut

A solo 60 kilómetros de la capital se encuentra Orheiul Vechi, uno de los tesoros arqueológicos y naturales del país. Se trata de un sitio con ruinas medievales, una iglesia rupestre aún activa y un paisaje de valles, cuevas y colinas que remite a tiempos remotos.

La excursión se puede hacer en el día, viajando en minibús desde Chișinău por unos dos o tres euros. Allí, el visitante puede caminar libremente por senderos con vistas al río Răut, charlar con monjes ortodoxos y visitar aldeas donde las casas de piedra y los huertos floridos parecen salidos de otra época.

Tierra de vinos: bodegas subterráneas y copas por centavos

Pocos imaginan que Moldavia tiene una de las tradiciones vitivinícolas más antiguas de Europa, y algunas de las bodegas más impresionantes del mundo. Entre las más visitadas se encuentran Cricova, con más de 120 km de túneles subterráneos, y Mileștii Mici, registrada en el Guinness como la bodega más grande del planeta.

Allí se puede hacer una visita guiada con degustación por apenas 10 a 15 euros. Otras bodegas como Purcari, más boutique pero igual de accesible, permiten explorar vinos moldavos de alta calidad por unos 20 euros. Para quienes prefieren algo informal, un buen vino en restaurante cuesta alrededor de un euro, y en supermercados, una botella de excelente calidad puede encontrarse desde tres euros.

  • Cricova: más de 120 km de túneles, visita + degustación desde 10-15 €
  • Mileștii Mici: la bodega más grande del mundo (Guinness), degustaciones desde 12 €
  • Purcari: vinos premium accesibles (~20 € la visita)

Un vaso de vino en restaurante cuesta alrededor de 1 € y botellas en supermercado: desde 3 o 4 €.

El enclave autónomo de Transnistria: un viaje al pasado soviético en pleno siglo XXI

Uno de los aspectos más curiosos de viajar por Moldavia es la posibilidad de visitar Transnistria, una región separatista autoproclamada independiente que funciona como un pequeño estado congelado en el tiempo.

La ciudad de Tiraspol, a unos 70 kilómetros de la capital, conserva estatuas de Lenin, museos de guerra con entrada simbólica y tiendas que aceptan su propia moneda. El trayecto hasta allí cuesta unos dos euros en minibús, y aunque hay un control fronterizo, no se necesita visa para ingresar.

Gagauzia: otra Moldavia dentro de Moldavia

Al sur del país se encuentra Gagauzia, una región autónoma habitada por el pueblo gagaúz, de raíces túrquicas y religión ortodoxa. En ciudades como Comrat, el viajero puede experimentar una cultura diferente dentro de la misma Moldavia: platos con influencia turca, música folclórica y mercados coloridos.

Es una excelente forma de profundizar en la diversidad cultural del país por precios igualmente bajos: comidas por menos de tres euros, alojamientos rurales con comidas incluidas por diez o quince.

Cocina, fiestas y hospitalidad moldava

Uno de los grandes atractivos de Moldavia es su gastronomía casera y accesible. Platos típicos como la mămăligă (una especie de polenta), los sarmale (hojas de col rellenas) y las plăcinte (empanadas saladas o dulces) se consiguen por menos de dos euros en restaurantes familiares.

Además, si se viaja en época de festivales, como el Festival del Vino en agosto, se puede disfrutar de celebraciones populares, música, danzas y ferias locales a precios simbólicos. Para una experiencia más inmersiva, muchos turistas optan por hospedarse en casas rurales, donde los anfitriones ofrecen comida casera, historias familiares y una cálida bienvenida por apenas 10 a 15 euros la noche.

Un destino económico con alma auténtica

Moldavia no tiene la infraestructura turística de sus vecinos más visitados. No abundan los hoteles de lujo ni los trenes de alta velocidad. Pero eso es justamente lo que le da su encanto genuino y su condición de joya por descubrir.

Para los viajeros que valoran la sencillez, la autenticidad y el contacto humano, este país ofrece una experiencia cultural profunda a un precio imbatible. Por menos de lo que cuesta un almuerzo en París, en Moldavia se puede dormir, comer, brindar y aprender.

Qué comer en Moldavia (y gastar menos de 5 €)

  • Mămăligă: polenta con queso y carne
  • Sarmale: hojas de repollo rellenas
  • Plăcinte: empanadas saladas o dulces

💡 En comedores locales, una comida completa cuesta menos de 5 €, y a menudo incluye bebida.

Experiencias imperdibles

  • Hospedaje en casas rurales con anfitriones locales
  • Festival del vino en agosto en Chișinău
  • Clases de cocina moldava, por pocos euros
  • Paseos guiados a pie o en minibús con guías locales

Moldavia no tiene la infraestructura turística de Europa Occidental, pero ahí reside su encanto: es real, accesible y diferente.