Leandro Aragonez, especialista en desarrollo, innovación e impacto turístico impulsado por un propósito

“El turismo LGBTQ+ en Brasil mueve tanto dinero como una de las mayores empresas del país”

¿Cuáles son las estimaciones actuales sobre el impacto económico del turismo LGBT en Brasil?

El turismo LGBTQ+ en Brasil tiene una fuerte dimensión macroeconómica. Según estimaciones del mercado global, actualmente este sector mueve alrededor de 357 mil millones de dólares (datos de 2025, Coherent Market Insights), con proyecciones que superan los 600 mil millones hacia 2032. Si se aplica el porcentaje estimado de participación de Brasil —entre un 10 y 15%, de acuerdo a consultoras y entidades del sector—, se llega a un impacto económico anual de entre 36 y 54 mil millones de dólares.

Aunque se trate de estimaciones, estos números dejan en claro que el turismo LGBTQ+ en Brasil representa una realidad económica de gran envergadura, movilizando valores comparables a sectores productivos clave del país, y con enorme potencial de crecimiento. Esto refuerza la necesidad de políticas públicas de inclusión, la promoción de destinos diversos y el desarrollo de estadísticas oficiales específicas para este segmento, fundamentales para diseñar más políticas y ampliar el impacto social y económico del turismo LGBTQ+ en Brasil y toda América Latina. No se trata solo de una causa social: también es un motor de desarrollo económico e innovación para el turismo brasileño.

Según su experiencia, ¿qué factores explican el crecimiento sostenido del turismo LGBT en Brasil, incluso en contextos de tensión social o política?

Creo que el crecimiento continuo del turismo LGBTQ+ en Brasil se debe a la combinación de múltiples factores.

En primer lugar, existe una resiliencia histórica en la comunidad LGBTQ+, que siempre ha sabido resistir obstáculos y conquistar espacios culturales y sociales significativos. A eso se suma, en los últimos años, un cambio positivo en la forma en que las empresas y destinos valoran la diversidad. Grandes actores del sector turístico han entendido que, según la Organización Mundial del Turismo (OMT), el público LGBTQ+ gasta en promedio un 30% más por viaje que el turista convencional, además de tener alta fidelidad con los destinos que se muestran seguros e inclusivos.

También hay una actuación proactiva de instituciones como Embratur, que apoya eventos y campañas LGBTQ+, y de la Cámara de Comercio y Turismo LGBT de Brasil, que capacita destinos y empresas de todo el país. La reciente apertura de la oficina regional de ONU Turismo Américas, liderada por Henri Kadri, refuerza institucionalmente esta agenda inclusiva.

A nivel local, estados y municipios como Bahía, Mato Grosso do Sul y San Pablo (que alberga la marcha del orgullo LGBTQ+ más grande del mundo) han implementado políticas concretas de inclusión y seguridad para turistas LGBTQ+. Río de Janeiro, con su programa “Todo Mundo no Rio”, ha impulsado grandes espectáculos internacionales como los de Madonna y Lady Gaga, posicionando a la ciudad y al país con una visibilidad global sin precedentes.

Todo esto genera un efecto virtuoso: cuanto más inclusivo y seguro es un destino, más turistas LGBTQ+ atrae, consolidando así un crecimiento sostenido incluso en tiempos de inestabilidad política o social.

Brasil ha sido señalado como uno de los destinos LGBT más atractivos del mundo. ¿Cuáles considera que son sus diferenciales frente a otros destinos emergentes o consolidados?

Brasil posee características únicas que lo posicionan como un destino LGBTQ+ competitivo y atractivo a nivel global. Su diversidad natural y cultural es un diferencial estratégico incomparable: pocos países ofrecen la posibilidad de disfrutar tanto de metrópolis vibrantes como San Pablo o Río de Janeiro, como de playas paradisíacas (Pipa, Salvador, Florianópolis) y destinos de ecoturismo inclusivo, como el Pantanal en Mato Grosso do Sul.

Eventos icónicos como el Carnaval y la Parada del Orgullo de San Pablo atraen millones de visitantes internacionales y refuerzan la imagen del país como un lugar celebrativo e inclusivo. Además, se han dado avances institucionales concretos: tanto Embratur como otros organismos oficiales han adoptado estrategias específicas para captar turistas LGBTQ+ internacionales, enfocándose en mercados clave como Europa, Estados Unidos y América Latina.

Países como Uruguay y Argentina han sido pioneros en derechos LGBTQ+, pero Brasil ha avanzado con rapidez, desarrollando una amplia y diversa red de destinos preparados para recibir al turista LGBTQ+, gracias al trabajo de organizaciones como la Cámara LGBT y el respaldo institucional de ONU Turismo Américas.

Y, finalmente, un diferencial fundamental: el carácter hospitalario del brasileño. Esa calidez y apertura son esenciales para cualquier turista LGBTQ+, que prioriza destinos donde pueda ser auténtico, sentirse seguro y vivir experiencias memorables.

En una entrevista anterior mencionó que el turismo LGBT en Brasil genera ingresos comparables al Grupo Pão de Açúcar. ¿Podría ampliar esa comparación o explicar lo que representa en términos de magnitud económica?

Esa comparación sirve para dar una idea concreta del tamaño del impacto económico del turismo LGBTQ+ en Brasil. Al afirmar que este segmento genera ingresos similares al Grupo Pão de Açúcar, una de las mayores cadenas de retail de América Latina, estamos señalando que el turismo LGBTQ+ tiene una relevancia económica tangible y estratégica.

Para ponerlo en contexto, el Grupo Pão de Açúcar factura varios miles de millones de dólares al año. Si ubicamos al turismo LGBTQ+ en ese mismo nivel, estamos hablando de un mercado que moviliza miles de empresas, genera empleo directo e indirecto en sectores como la hotelería, la gastronomía, el entretenimiento y el turismo receptivo, y tiene un impacto económico real en las economías regionales.

Por lo tanto, invertir en servicios y destinos amigables con la diversidad no es solo un gesto inclusivo, sino también una estrategia inteligente de desarrollo sostenible y generación de ingresos. El turismo LGBTQ+ tiene un peso económico similar al de cualquier gran sector productivo nacional, lo cual demuestra que la inclusión no es solo una cuestión social, sino también una oportunidad de innovación y crecimiento para el país.