De hábitos nocturnos y mirada curiosa, el kinkajú es uno de los mamíferos más encantadores y menos conocidos de los bosques tropicales americanos. Avistar uno es un privilegio reservado para quienes se animan a explorar la selva en estado puro.
Aunque muchos lo confunden con un pequeño mono o incluso con un oso de peluche, el kinkajú (Potos flavus) es un mamífero de la familia de los mapaches (procyonidae), nativo de las selvas tropicales de América Central y del Sur. Con su pelaje suave, cola prensil y grandes ojos adaptados a la oscuridad, el kinkajú —también conocido como “martucha” o “honey bear” por su afición a la miel— es una especie fascinante y, al mismo tiempo, difícil de encontrar.
Un acrobata de la noche
Este animal arborícola, solitario y de hábitos nocturnos se desplaza entre los árboles con gran agilidad, gracias a su cola prensil que le permite colgarse y equilibrarse como un verdadero equilibrista selvático. Aunque es omnívoro, su dieta está compuesta mayormente por frutas, néctar, miel e insectos. Su lengua larga y delgada, de hasta 13 cm, le permite alcanzar néctar profundo o lamer la savia de los árboles.
A pesar de su amplia distribución, avistarlo en estado salvaje es todo un desafío. Por eso, aquí te compartimos algunos de los mejores lugares para tener la suerte de poder observar kinkajús en libertad o en centros de conservación:
Brasil
- Reserva de Desarrollo Sostenible Mamirauá (Amazonas): En el corazón de la Amazonía brasileña, esta reserva es un santuario de biodiversidad. Aunque la observación de kinkajús no está garantizada, los guías expertos de Mamirauá ofrecen excursiones nocturnas en canoa que aumentan las chances de avistarlos entre árboles bajos y frutales.
- Pantanal Matogrossense: Aunque no es su hábitat más común, ocasionalmente se los puede observar en las áreas más húmedas del norte del Pantanal, especialmente en zonas de transición con bosque amazónico.
Perú
- Reserva Nacional Tambopata (Madre de Dios): Uno de los hotspots más ricos en biodiversidad de Sudamérica. Diversos lodges como Inkaterra, Tambopata Research Center o Refugio Amazonas ofrecen caminatas nocturnas guiadas donde, con algo de suerte, puede verse a los kinkajús alimentándose en lo alto de los árboles.
- Parque Nacional Manu: Considerado uno de los lugares más biodiversos del planeta, Manu es hogar de decenas de especies raras. Aunque los avistamientos de kinkajús son raros, se han reportado encuentros en áreas cercanas a los campamentos.

América Central
- Costa Rica – Parque Nacional Corcovado: En la Península de Osa, este parque es famoso por su fauna abundante. Los kinkajús son más activos durante las noches húmedas, y pueden avistarse con linternas entre la densa vegetación del dosel. Los ecolodges cercanos como Lapa Ríos o Drake Bay Wilderness Resort organizan salidas nocturnas.
- Belice – Cockscomb Basin Wildlife Sanctuary: Este santuario, conocido como “el hogar del jaguar”, también alberga a los kinkajús. Los senderos nocturnos guiados permiten buscar a estos mamíferos entre los árboles, en un entorno de selva primaria.
- Panamá – Parque Nacional Soberanía: A menos de una hora de Ciudad de Panamá, es uno de los mejores lugares para observar fauna tropical. Los kinkajús se han reportado en el sendero Pipeline Road, especialmente al atardecer.
¿Un animal en peligro?
Aunque no está catalogado como especie en peligro de extinción, el kinkajú enfrenta amenazas por la pérdida de hábitat, la deforestación y el tráfico ilegal de fauna silvestre, ya que en algunos países es capturado como mascota exótica, a pesar de su naturaleza salvaje y nocturna.

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