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Solo 3% del globo sigue ecologicamente intacto

Los humanos modificamos y alteramos la casi totalidad de la superficie de nuestro planeta.

Solo una ínfima parte de la superficie terrestre no ha sido modificada o alterada por la actividad y la presencia humana. Es la conclusión de un estudio que acaba de publicar el portal Frontiers in Forests and Global Change. Fue preparado por un equipo internacional de científicos e investigadores que estudiaron el estado de los distintos ecosistemas del mundo y se focalizaron sobre los que no cambiaron y conservaron toda su biodiversidad original. 

Las porciones de territorios intactos son mucho más chicas de lo que se pensaba y apenas totalizan el 3% de la superficie terrestre. Sin embargo, al mismo tiempo, se reconoció que entre el 20 y 40% de la Tierra no está sufriendo en la actualidad perturbaciones nuevas. No quiere decir que sigan siendo intactos desde el punto de vista ecológico. Son regiones que no padecen la actividad humana ahora, pero que perdieron parte de la biodiversidad necesaria a su buen funcionamiento natural. 

Los autores advierten sin embargo que no existe una definición muy clara que lo que significa un ecosistema intacto, por lo cual el estudio definió un nuevo criterio. En lugar de concentrarse sobre el impacto de las actividades y la presencia humanas, se analizó la integridad ecológica a la vez del medio ambiente y de la fauna y su densidad. 

Los territorios intactos son los que tienen la misma fauna y flora y en las mismas densidades que hace siglos, bien antes de las revoluciones industriales y del exponencial crecimiento de la población mundial. Las zonas más alteradas son el norte de Europa, el norte de África y el Oeste de los Estados Unidos. Eran territorios bien preservados hasta hace un siglo, pero que fueron modificadas muy rápidamente a lo largo de los últimos tiempos. 

Al contrario, las zonas mejor preservadas están en lo más profundo de las cuencas del Amazonas y del Congo, en varias partes del desierto del Sahara, en las tundras del norte canadiense o en el extremo este de Siberia. El peligro es que por más chica que sea, aquella proporción de "planeta virgen" desaparezca también, porque solo el 11% de este pequeño remanente está dentro de áreas protegidas. 

Grandes porciones del Sahara están entre las zonas intactas de nuestro planeta. 

Los autores del estudio afirman al mismo tiempo que se podría aumentar las superficies de tierras intactas y llevarlas hasta el 20% de nuestro planeta, con la reintroducción de especies en regiones con un impacto humano marginal o muy bajo. Se trata de tareas como las que viene realizando, por ejemplo, la ONG Rewilding Argentina en los Esteros del Iberá, repoblando la región con varias especies que habían desaparecido, como los yaguaretés, los máximos predadores de aquel ecosistema. 

Aconsejan volver a introducir lobos en parques nacionales del oeste de los Estados Unidos o elefantes en los bosques preservados del Congo. En esto, el estudio se hace eco del decreto de las Naciones Unidas que declararon los años 2020 como la "Década de la Restauración". 

Un elefante en una zona boscosa del centro del África. 

Un lobo reintroducido en un parque del noroeste de los Estados Unidos. 

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